El Grupo de los Veinte busca hacer malabares para continuar siendo el “principal foro para la cooperación económica internacional” y el bloque donde se deliberan muchas políticas globales, cuya voz principal ostenta Estados Unidos, actualmente presidido por Joe Biden.
Pero es innegable que el grupo se enfrenta a un desafío que quedó oficializado con las ausencias del dictador chino Xi Jinping y el presidente ruso, Vladímir Putin. Que esas sillas estén ocupadas por diplomáticos de menor rango es algo significativo. Hasta el propio Biden dijo desde Nueva Delhi que hubiera sido “bueno tenerlo aquí”, refiriéndose a su homólogo chino. Sin embargo, la agenda pautada continuó, saliendo de allí un comunicado que se debate entre la tibieza y declaraciones que podrían diluirse fácilmente.
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Uno de los puntos más relevantes de la declaración conjunta aprobada durante la Cumbre de Líderes del G20, fue el exhorto a “todos lo Estados” para evitar “la amenaza o el uso de la fuerza para tomar territorios”. El texto suma el pedido de abstenerse del uso de la fuerza para actuar contra la “integridad territorial y la soberanía o independencia política de cualquier Estado” y destaca el “sufrimiento humano y el añadido impacto negativo de la guerra de Ucrania”.
Sin embargo, el pronunciamiento es más que flexible ya que no hubo mención directa a Rusia, como sí ocurrió el año pasado. El exhorto parece hecho al aire y es que miembros del G20 tienen relaciones con Moscú que los mantiene en la dependencia comercial y energética.
Adhesión de 55 países africanos
La cumbre del G20 ha dejado otras novedades, como la adición de la Unión Africana (que agrupa 55 naciones) como miembro permanente, una propuesta para regular aún más las criptomonedas, el planteamiento de atender la vulnerabilidad de la deuda en los países de renta baja y media, o la promesa de “triplicar la capacidad global de energía renovable”. Este último luce más como una formalidad considerando que al menos en el caso de Alemania, ha aumentado el consumo de carbón por segundo año consecutivo, algo que se extenderá “mucho más de lo previsto”, según distintos análisis. Es decir, el reto a superar sigue siendo importante.
El canciller alemán, Olaf Scholz, fue uno de los que aplaudió el consenso sobre conflictos territoriales como la guerra en Ucrania. Pero tampoco hizo mención a Rusia, probablemente por lo anteriormente mencionado y la dependencia que sigue vigentes desde la Unión Europea al gas ruso.
Acuerdos entre Reino Unido, India y Singapur también vieron luz en la reunión que se celebra el 9 y 10 de septiembre. Aunque en líneas generales, la dinámica del encuentro parece haberla marcado la ausencia de los Xi Jinping y Putin.
Desafío a la Ruta de la Seda de China
El presidente estadounidense hizo varios pedidos, entre ellos, que el Banco Mundial (BM) ofrezca una alternativa los préstamos chinos, esos que sirven al gigante asiático para ganar cómplices y conseguir recursos alrededor del mundo.
El exhorto, que extendió al Fondo Monetario Internacional (FMI) podría considerarse ambicioso si se tiene en cuenta que Pekín es uno de los principales prestamistas de países subdesarrollados y que a la hora de entregar millones de dólares, no pide condiciones de forma y fondo y que van desde el respeto de la democracia, hasta los derechos humanos. Al comunismo chino no le importan esas condiciones ya que directamente va por a influencia diplomática sobre distintos gobiernos y por los minerales de sus suelos.
No menos importante es el anuncio de un megaproyecto de ferrocariles, puertos y conexiones energéticas que pretende ser una alternativa a la Ruta de la Seda de China. Será un “Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa”, según palabras de Biden tras el visto bueno de EE. UU. la Unión Europea (UE), Arabia Saudita, India, y otros países.
En líneas generales, el grupo busca hacer un contrapeso geopolítico a los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) sumado a los seis nuevos socios que sumaron el mes pasado: Argentina, Egipto, Arabia Saudí, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos. Pero esta disputa apenas comienza.