Podemos, el partido español de extrema izquierda y plataforma política de figuras como el socialista Pablo Iglesias, está pasando por su peor momento. Desde su directiva aseguran que las recientes decisiones forman parte de una “profunda reorganización en todos los ámbitos”. Pero la razón es otra. El capitalismo ha golpeado en la cara a los defensores de la redistribución de la riqueza, que han tenido que aplicar dentro de su organización una de las tan criticadas recetas “neoliberales” al no contar con recursos para seguir manteniendo el grueso de su nómina.
El partido viene de sufrir dos duras derrotas. La primera, cuando tras los comicios del 28 de mayo perdió cinco de los seis gobiernos autonómicos en los que tenía representación. La segunda, por solamente haber conseguido cinco escaños en el Congreso en las elecciones generales del 23 de julio. La forzada alianza con Sumar le terminó saliendo caro y hasta la propia secretaria general morada, Ione Belarra, lo reconoció.
- Lea también: Tras el respaldo incondicional de Vox, ¿está el PP más cerca de formar gobierno?
- Lea también: El socialismo es como un virus resistente y altamente contagioso
Las consecuencias detonan en la apertura de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para despedir al menos a la mitad de su plantilla, sumado al cierre de sedes en nueve comunidades autónomas. Según El Periódico de España, Podemos justifica estos despidos masivos disfrazados de reestructuración “por una fuerte caída de ingresos, que cifran en 90 % a nivel autonómico y 70 % a nivel estatal”. Finalmente entendieron cómo funciona una economía capitalista de libre mercado.
En otras palaras, la organización política que llegó a la segunda vicepresidencia del Gobierno español y que en el pasado fue financiada por el fallecido dictador venezolano Hugo Chávez para «crear en España fuerzas políticas bolivarianas» quedó en el pasado. Esto además les ha demostrado que sin producir no hay nada que repartir, y que como dijo la ex primer ministro británica, Margaret Thatcher, “el socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás”.
El empujón económico del chavismo
El “descenso de diputados” y “la desaparición total o parcial de ingresos” forman parte de las razones por las cuales habrá despidos masivos en Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Madrid, Comunidad Valenciana y Galicia, donde se prevé “la extinción de los contratos y el cierre de los centros de trabajo”, plasmadas en una carta que Podemos envió a trabajadores que hacen parte de su nómina en estas comunidades autónomas, según precisa el reporte del mencionado medio español.
La presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, remarcó a finales de mayo que “Podemos es un perdedor continuo en Madrid” y que la formación morada no está para otra cosa que “para reproducir pobreza masiva y promover la cultura de la subvención y del agravio y la lucha de clases, que es de la que viven”.
Tal como mencionó Ayuso, estos han sido los verdaderos preceptos de Podemos, que nació en gran parte por la financiación que recibió de Hugo Chávez, estimada en unos siete millones de euros tomados de las arcas del Estado venezolano a partir del año 2003. Tal como han revelado distintas investigaciones y documentos, el dictador bolivariano entregó los fondos al Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), fundación íntimamente ligada al partido de la extrema izquierda española y en la cual trabajaban personajes como Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y el propio Pablo Iglesias. No obstante, aquella época es cosa del pasado. Ahora Podemos se ve obligado a despedir trabajadores y cerrar sedes.
La inevitable despedida de Podemos
Los problemas de Podemos no son solo de carácter económico y de pérdida de escaños o de representación en el Ejecutivo de cinco comunidades autónomas. La formación morada se despide de la Moncloa y de su influencia en el Gobierno español, puesto que si Pedro Sánchez logra el respaldo de todos los partidos independentistas para garantizar su investidura, ya no sería Podemos el principal aliado del PSOE en esa coalición, sino Sumar, de Yolanda Díaz.
Por lo pronto, Alberto Núñez Feijóo tienen asegurados 170 votos, sumando los 137 escaños del Partido Popular y los 33 de Vox, que le ofreció apoyo incondicional, pudiendo llegar a 172 con Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro (UPN). Por su parte, Pedro Sánchez solo tiene 152 entre el PSOE (121) y su aliado natural Sumar (31), con posibilidad de llegar a 171 con los partidos nacionalistas que lo apoyaron para la investidura de su actual legislatura (ERC, PNV, Bildu y BNG). Es decir, ninguno de los dos cuenta con los votos necesarios para alcanzar la mayoría absoluta (176) en primera votación.
En caso de un segundo debate, en el que solo se requiere mayoría simple, la coalición de derecha tendría ventaja por la mínima. Claro está que en cualquiera de los dos escenarios el resultado se podría inclinar a favor de los socialistas si el prófugo Carles Puigdemont negocia con Sánchez los siete escaños de su partido JxCAT. Pero el precio sería muy caro, ya que este partido exige amnistía y autodeterminación, lo que equivale a impunidad y entrega de España a la fragmentación territorial. Lo único que está claro es que Podemos perdió todo el poder que alguna vez tuvo y hoy ya no pinta nada en ninguno de los posibles escenarios para la formación de gobierno.