El gobierno finlandés sabe que puede ser la próxima víctima del presidente ruso Vladímir Putin. Por eso, este 19 de octubre todos los grupos parlamentarios respaldaron la construcción de un muro que cubrirá parte de la frontera con Rusia, la segunda más larga de Europa luego de Ucrania.
El país báltico tiene motivos para tomar tal decisión. No solo por la guerra desatada por Moscú, sino porque voceros de Putin se encargaron de lanzar amenazas cuando este anunció sus intenciones de incorporarse, junto a Suecia, en la OTAN. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, dijo entonces que la unificación a la Alianza Atlántica, «tendría graves consecuencias militares y políticas que requerirían que el país tome medidas recíprocas».
Por eso se anuncia este nuevo proyecto que cubrirá de 130 a 260 kilómetros a lo largo de la frontera, de unos 1.340 kilómetros totales que lo separan de Rusia. Serán cuatro años de construcción y una inversión de “varios cientos de millones de euros”. Pero más allá de que sea a largo plazo, construir un muro se convierte en la respuesta de Finlandia a Putin de que con su soberanía no se juega.
En detalle, el muro será en realidad una valla metálica de varios metros de altura y cámaras de vigilancia.
Evitar una crisis migratoria
Finlandia también se enfrentó el mes pasado a una ola migratoria rusa. El motivo fue la movilización de reservistas ordenada por Vladímir Putin debido a la enorme contraofensiva de Ucrania en varias ciudades invadidas. Para el 22 de septiembre el ingreso de rusos por carretera había aumentado 57 %, de acuerdo a la Guardia de Fronteras finlandesa. En total, 4403 ciudadanos rusos cruzaron la frontera sureste.
En ese momento, el tráfico fronterizo tenía un motivo. Sin embargo, y tal como indica el concepto de guerra asimétrica, la migración también es usada para desestabilizar países enemigos. Eso es lo que quiere evitar el gobierno del país báltico, presidido por Sauli Niinistö y la primera ministra Sanna Marin.
“Se trata de poder asegurarnos de que la frontera está bien vigilada y de ser capaces de anticiparnos a lo que pueda ocurrir en ella”, aclaró Marin a la prensa mientras se daba a conocer la aprobación del muro.
Anticiparse a la tragedia
Previendo que una crisis migratoria podría activarse desde Rusia, el gobierno finlandés aprobó hace tres meses varias reformas. Por ejemplo, determinar puntos específicos para recibir solicitudes de asilo, prohibición de permanecer cerca de la frontera si ocurre una oleada de migrantes, y la construcción de barreras.
Otra señal de que el gobierno de Sanna Marin busca proteger a los ciudadanos, es que el Ministerio de Asuntos Sociales y Sanidad recomendó a sus ciudadanos comprar pastillas de yoduro de potasio para contrarrestar la absorción de radiación nuclear.
Los riesgos de una guerra con este tipo de armas son altos y no es para menos que Finlandia, en la primera línea de fuego, aplique medidas. Varios expertos aseguran que la situación es más tensa que en la crisis de los misiles en Cuba hace 60 años.
Por ende, la construcción del muro es uno de los primeros pasos para fijar una posición ante los abusos de Moscú.