La polarización en el electorado se vive también en el ámbito político, donde hay dos bandos marcados, muy divididos, con una cosa en común: se aferran a sus convicciones y se consideran los únicos intérpretes del sentir de la gente. Creen que quienes “no la ven” son los otros.
Dos visiones se enfrentaban: por un lado, aquellos que anticiparon el potencial de Javier Milei, un diputado sin el apoyo tradicional de intendentes, gobernadores o un bloque en el Congreso, para llegar a la presidencia. En el otro extremo, la política tradicional subestimaba su proyección, ignorando las advertencias de los libertarios que les repetían: “No la ven”. Y en efecto, no lo hicieron.
Este espacio, devenido en oficialismo, ahora sigue con la misma idea. Considera que el sentir popular comprendió la necesidad de las reformas y que acompaña al presidente en su lucha contra una casta, que no hace otra cosa que cuidar sus privilegios. Es la creencia que, aunque la situación económica es muy difícil, ya no hay vuelta atrás, por lo que en 2025 la ciudadanía volverá a respaldar al presidente en lo que será una especie de “lucha final”, para conseguir la mayoría parlamentaria que logre dar vuelta la página de Argentina.
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Por el lado del kirchnerismo (y de los que decidieron el boicot al proyecto de Milei) está la idea de lo que ocurre en la opinión pública es semejante a lo sucedido entre 2017 y 2019. Es decir, el momento que Mauricio Macri perdió el voto de confianza de una clase media golpeada (que finalmente terminó prácticamente desapareciendo), que podría llegar a votar a un títere de Cristina Kirchner, que prometa soluciones mágicas y alivios inmediatos.
Sabían que el rechazo a la figura de la expresidente era alto, pero que con un Alberto Fernández encabezando la fórmula, podían llegar a apelar a un voto desesperado que se sume al que consigue el aparato peronista tradicionalmente. En público y privado aseguran que los que no la ven son los que siguen cerca de Milei, que estaría cerca de un inminente derrumbe político. Los más optimistas de este espacio sueñan hasta con una pueblada y con un presidente escapando en helicóptero de Casa Rosada, como Fernando de la Rúa en 2001.
Pero, ¿ha generado lo mismo en el electorado Milei que Macri? ¿Ha aprendido algo la opinión pública luego de avalar un tercer gobierno kirchnerista que terminó como tenía que terminar? ¿Ha logrado explicar algo distinto el presidente actual, que pueda hacer que la gente comprenda la necesidad de aplicar reformas de fondo? Ambos bandos tienen respuestas diferentes para cada una de estas preguntas.
Aunque la respuesta se revelará al momento de abrir los sobres en la elección de medio término de 2025, hay cosas que parecen indicar que los kirchneristas la “están viendo menos” que Milei y su equipo.
El senador K Marcelo Lewandowski tuvo una manifestación bochornosa en el recinto y luego aseguró que los que lo repudiaron son los supuestos “trolls” a sueldo del gobierno. ¿Qué dijo? Que el sicario que mató al azar y a sangre fría a un empleado de una estación de servicio en Rosario es un “chiquito” que no tuvo oportunidades y que por eso hace lo que hace. La vieja excusa de la responsabilidad social que indulta a los individuos de sus acciones personales. ¿Cómo reaccionó ante el lógico ataque de miles de usuarios en las redes sociales? Subestimando la situación y asegurando que son los “trolls de Balcarse 50”, en alusión a la dirección de la Casa Rosada.
FEINMANN EXPLOTÓ EN VIVO CONTRA EL SENADOR LEWANDOWSKI POR JUSTIFICAR EL CRIMEN DE BRUNO EN ROSARIO:
"A mí me importa TRES CARAJOS la vida de un asesino, me chupa lo que usted ya sabe" @edufeiok pic.twitter.com/wjVgxN77Hd
— Agarra la Pala (@agarra_pala) March 14, 2024
Claro que la opinión pública es cambiante y, más allá de las encuestas de opinión, no hay forma de saber lo que piensa hoy la mayoría de los argentinos. Si siguen apoyando a Milei o si están dispuestos a apostar otra vez por una solución mágica cortoplacista, ignorando los serios problemas de fondo.
Pero si Lewandowski considera que todavía es momento de tener un discurso empático con un sicario (por más joven y pobre que sea), y que la opinión pública no lo repudia mayoritariamente, ya que solamente lo estarían insultando trolls pagos del gobierno, lo más probable es que los que no la estén viendo sean ellos.