La inflación oficial, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), confirmó que el acumulado durante el mes de febrero fue de 13,2 %. Sin dudas, en aislado, se trata de un dato escandaloso para cualquier país del mundo. Pero si alejamos la lupa, dejamos de ver la foto para mirar la escena y comenzamos a percibir la película completa, lo cierto es que el dato es más que prometedor para el gobierno. En el oficialismo ya habían señalado que un 15 % era una buena noticia, ya que confirmaría la tendencia a la baja.
Como contexto inmediato, desde que asumió Javier Milei, vale recordar que en enero la inflación fue de 20 %. En diciembre de 2023, coincidiendo con el momento de la asunción y las primeras medidas como la liberación de los precios, el incremento había sido de 25 %. Desde entonces el dólar ha estado quieto, aunque el peronismo amenazaba con una escalada violenta. Incluso el gobierno acomodó el tipo de cambio oficial, duplicando su valor, para acercarlo al blue, lo que tampoco generó un impacto en el dólar libre.
“La suba inflacionaria que enfrentamos es producto de la emisión descontrolada de los últimos años, y el despilfarro generado por el programa económico del exministro Sergio Tomás Massa”, resaltó hoy el mandatario argentino.
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Como era de esperar, desde el kirchnerismo se hizo referencia al 13 % como un “dato malo” y se mostró el acumulado de los últimos tres meses, como si se pudiera arrojar alguna estadística seria. Hasta Alberto Fernández subió imágenes a sus redes sociales, argumentando que su gestión económica fue superior a la actual de Milei. Decirle caradura es poco.
“Las consecuencias de esta debacle conducen a un incremento descontrolado de los precios, un aumento del desempleo, un incremento de la pobreza y un estancamiento económico. La caída en la producción es resultado de las políticas económicas de esta administración. Basta de mentirle a las argentinas y a los argentinos. Es hora de cambiar el rumbo”, afirmó el sinvergüenza que dejó el desastre total que esta administración recién comienza a solucionar.
Aunque los economistas de la oposición están cuestionando la cifra, lo cierto es que es muy probable que el mes que viene, no solamente se reitere la caída, sino que ya comience a estar en un dígito. No hay que ser adivino ni especialista: el gobierno dejó de emitir dinero para financiar al Tesoro y su déficit, y hasta los empresarios reconocen que los precios quedaron muy arriba. Por eso en los comercios hay promociones y descuentos, que ni siquiera son relevadas por el índice de inflación, que mide los valores unitarios del precio de lista.
A diferencia de otros momentos (tanto durante el kirchnerismo como en el macrismo), los breves procesos de desaceleración inflacionaria eran bastante mentirosos. Ahora ya no hay controles de precios o “acuerdos de góndolas”, que tenían la finalidad de conseguir cifras que permitían un titular positivo en los portales. Esos engaños quedaban al descubierto cada vez que alguien hacía las compras o ante cualquier eventualidad, que el gobierno anterior usaba como excusa.
“Estamos más cerca de abrir el cepo. Si no hay brecha se puede, pero en el medio estamos haciendo varias cosas. Liberamos muchas importaciones y estamos bajando la tasa. Es un proceso de tanteos”, aseguró el presidente argentino.