Hace más de once años, Cristina Fernández de Kirchner avalaba a su ministro de Economía, Axel Kicillof, para avanzar en la expropiación de YPF, en el marco de un discurso nacionalista, que celebraba el retorno del control del Estado en las empresas privatizadas en la década del noventa. El economista predilecto de CFK manifestó en esa oportunidad extraños argumentos, señalando que la operación “no le iba a costar un sólo dólar” a las arcas nacionales. El aparato comunicacional kirchnerista defendió la iniciativa supuestamente patriótica de “soberanía nacional” y se tomó el control del paquete accionario mayoritario de la compañía.
Lógicamente, tarde o temprano, las consecuencias serían inevitables. La justicia de Nueva York determinó que Argentina deberá pagarle al fondo Burford Capital 16.000 millones dólares, por la impericia populista de una CFK prácticamente jubilada y un Kicillof que actualmente es gobernador de la provincia de Buenos Aires.
La jueza Loretta Preska no hizo nada inesperado. Su dictamen fue absolutamente previsible. Es que el estatuto de la empresa indicaba que el que acceda a un porcentual determinado de las acciones debería replicar la oferta para el resto de los tenedores del paquete accionario, lo que Kicillof ignoró impunemente. Incluso hay un video de aquellos días, donde dice que el Estado argentino no lo hará, ya que ellos no eran “tarados”. Simplemente pagaron lo que ellos consideraban que valía el paquete mayoritario y dijeron que si los perjudicados lo consideraban, que se vayan a “peregrinar” por los tribunales del mundo.
El fallo tuvo lugar hacia el final del gobierno de Alberto Fernández y ahora forma parte de la pesada herencia que recayó sobre la gestión de Javier Milei. En medio de un fuerte programa de ajuste del gasto público, el presidente libertario adelantó como piensa afrontar el pago multimillonario, para el cual no está el dinero disponible.
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En un contexto donde los responsables de los errores políticos suelen no pagar por las consecuencias de sus actos, el presidente argentino, que reconoció que no hay otra salida que no sea pagar como se pueda, propuso que el nombre del actual gobernador de la provincia de Buenos Aires quede asociado a su impericia. En este sentido, señaló que piensa implementar la “Tasa Kicillof”, para que los argentinos asocien el impuesto con el accionar irresponsable del economista kirchnerista.
“Todos los argentinos recordaremos esa barbaridad que hizo y que hace que todos los días tengamos que estar poniendo una determinada cantidad de dólares para pagar el error de un chico cuya perspectiva ideológica perjudicó a 46 millones de argentinos”, aseguró anoche el presidente argentino, en una entrevista con Luis Majul.
De materializarse la iniciativa, por primera vez estaría conectado el accionar irresponsable de un político argentino con el pago de la cuenta. Generalmente, los errores suelen “licuarse” para que la opinión pública no asocie la complicada situación con sus verdaderos responsables. Para un nuevo gobierno que tiene que venir a apagar el incendio que recibe, lo comunicacional y lo simbólico es absolutamente prioritario. En este sentido, la “tasa Kicillof” es un acierto desde todo punto de vista.
"Tasa Kicillof":
Por el anuncio de Javier Milei en LN+ pic.twitter.com/JaRG3z97Lp— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) December 27, 2023