Ayer, nuestra redacción virtual del medio tuvo una situación inédita. Cada vez que tenemos que escribir sobre la cotización del dólar, entre los minutos que los artículos se escriben y se publican, suelen haber cambios por la subida constante de la divisa estadounidense. Mejor dicho, por las caídas sistemáticas de la moneda argentina. En la primera jornada tras de los anuncios del ministro Luis Caputo, luego de entregar la información en la nota, tuve que pedirle a mi editora que estuviera atenta para ajustar los números: por primera vez, la modificación era a la baja.
Aunque el valor de 1150 pesos por dólar era una excelente noticia luego de la actualización del oficial (de 400 a 800), la jornada de ayer todavía deparaba sorpresas hacia la tarde. La cotización siguió bajando y cerró en 1070.
Con este buen miércoles, que tuvo subida de la bolsa en Argentina y un incremento en las acciones nacionales en Wall Street, mantener ya ese número era todo un logro. Pero no ocurrió eso. Por estas horas, los ojos incrédulos de los argentinos ven como el dólar sigue bajando. No solo quebró el piso de los 1000, sino que llegando a las 3:00 de la tarde, las transacciones en el mercado libre se hacen a 985 pesos. A esta cifra incluso se llegó luego de una mínima corrección, ya que se realizaron algunas transacciones a 970. Impensado hasta hace un tiempo.
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Incluso los más optimistas partidarios del oficialismo hubiesen “firmado” una subida de 200 o 300 pesos en el blue luego de los anuncios, con tal que el dólar no trepara a los 2000 o 3000 pesos, como se llegó a especular en medio del cambio de mando. Pero no. No solamente no subió, sino que terminó bajando. Si tenemos en cuenta que esto ocurre después del bruto sinceramiento del oficial, podemos hablar de una baja considerable en el dólar real. En este caso, fomentada por las expectativas que genera el nuevo gobierno y lo que ni siquiera es todavía formalmente un plan económico, sino que se anunciaron solamente medidas de emergencia para lo inmediato.
Acompañando el retroceso del dólar libre, también mermaron levemente las cotizaciones del dólar MEP y el contado con liquidación.
A diferencia de otras bajas que celebró el kirchnerismo en algunas ocasiones, esto se trata de un fenómeno completamente distinto. Antes, en todos los casos, se hablaba que el dólar “no bajaba, sino que estaba tomando envión” para las nuevas subidas. Por ejemplo, cuando subía de 750 a 800 y de repente bajaba a 780, era inevitablemente el paso previo a la próxima cotización de 850. Más allá de las tradicionales “operaciones de pánico” que luego el mercado corregía, también detrás de esas mermas efímeras estaban las medidas populistas, que no tenían otra finalidad que remover artificialmente por un par de jornadas algún porcentual del excedente de pesos de circulante.
Aunque habrán iniciativas que demandarán pesos, como la de los bonos con el que se pagará la deuda que dejó Sergio Massa con los importadores (que insólitamente los medios kirchneristas denominan “estatización de deuda privada” sin ningún fundamento), lo cierto es que estamos ante una tendencia clara y una muestra de confianza en el nuevo proceso político y económico.
Mientras la brecha entre la resolución administrativa (ya que no es un precio) del “oficial” se acerque al precio del dólar libre, más cerca estará el gobierno para poder levantar el cepo y unificar el mercado cambiario.