Dice el dicho que el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen. Esto podría aplicar tranquilamente a la historia de Sergio Massa con el kirchnerismo. Pero en la política argentina, y en la coalición de Juntos por el Cambio, podría decirse que al que se fue porque lo echaron, vuelve como único plan desesperado de emergencia.
Cuando Mauricio Macri fue elegido presidente, su ministro de Economía era todo un misterio. No solamente la duda giraba alrededor del nombre del eventual funcionario, sino también la orientación del proyecto. El más “ortodoxo” que había entre las posibilidades era Carlos Melconian. Cabe recordar que por entonces, ni Ricardo López Murphy ni José Luis Espert estaban en la coalición que por ese entonces se llamaba “Cambiemos”.
Finalmente, el economista fue a parar al Banco Nación, en una especie de premio consuelo. El ministerio y la gestión de Macri fue hacia el gradualismo socialdemócrata, que terminó como todos sabemos. Melconian ni siquiera terminó la gestión en el gobierno, ya que fue eyectado por sus críticas al rumbo económico. “Ojo que se puede ir todo a la mierda”, advirtió por entonces.
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Varios años después, y con el fenómeno Javier Milei a punto de llegar a la Casa Rosada, en Juntos por el Cambio prima la urgencia. Con una candidata presidencial como Patricia Bullrich, que no tiene a la economía entre los ámbitos de mayor solvencia retórica, la apuesta del frente del PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica, es la reivindicación del funcionario que prácticamente expulsaron del gobierno, del cargo menor que le terminaron dando.
Por un lado, en lo superficial parece tener algo de sentido. Se trata de un economista serio, que explica las cosas con claridad y que puede llegar a competir en cierta manera con el ideario que expresa Milei. Sin embargo, como JxC no comprendió lo que sucedía antes, tampoco entiende lo que pasa ahora. En su momento, Melconian debía ejercer la cabeza del ministerio de Economía, para ejecutar un plan ambicioso del primer día. Pero quemaron las balas y pusieron en el puesto a Alfonso Prat Gay. El fracaso estaba garantizado.
Aunque buscaron aprender del error, lo cierto es que vuelven a equivocarse ahora. Puede que la última chance que haya tenido Patricia Bullrich haya sido cuando el mismo Milei le propuso a ella y a Macri compartir una nueva coalición e ir a una primaria. Ambos decidieron quedarse en el frente de mayoría centroizquierdista. Allí firmaron el destino de lo que sucederá este año. El electorado, en su mayoría, ya eligió a Milei. Pero no solamente por las ideas que él expresa y que puede llegar a compartir con Melconian, salvando las distancias. El apoyo es al candidato, que seguirá liderando las encuestas, aunque Bullrich convoque a un extremista más libertario que Milei, como Diego Giacomini. En Juntos por el Cambio están desorientados y no entienden que sucedió en las primarias de agosto. Entonces buscan revertir la situación con estrategias de la vieja política, para tratar de quitarle algunos puntos al candidato de La libertad avanza para entrar al balotaje.
Sin embargo, la coalición cambiemita está condenada. Al menos, en el corto plazo, a perder la próxima elección. En octubre o en noviembre. La bala de plata que pretenden usar, ya tiene la pólvora seca y no funcionará.