Fue uno de los tantos anuncios rimbombantes del Frente de Todos. Esas novedades del kirchnerismo que se presentan a la sociedad, que supuestamente van a cambiar el país para bien, pero que casi nunca funcionan. Sin embargo, más allá de los resultados de las iniciativas del oficialismo, que suelen ir de malos a peores, nunca había habido un desastre semejante. Un programa oficial al que no se anotó absolutamente nadie. Ni una sola persona.
Se trata de la cuenta “bimonetaria” que se creó para los turistas que llegan a la Argentina. En la desesperación por reservas, el Gobierno pensó que sería una buena idea si se les daba la posibilidad a los extranjeros de una cuenta especial para que pudieran ingresar sus dólares al arribar al país, cambiándolos por pesos a un tipo de cambio preferencial al “oficial”.
Es que absolutamente nadie cambiaba sus divisas en las dependencias oficiales, mientras el mercado negro ofrecía el doble de pesos por cada dólar. El que llega a la Argentina ya sabe todo el proceso y la terminología correspondiente. La “cueva”, el “arbolito”, el “blue”, el “oficial”, todo es vox populi al arribo al aeropuerto de Ezeiza.
Para las autoridades del Banco Nación y del Banco Central, al ofrecer un valor cercano al tipo de cambio libre, las personas preferirían ingresar sus divisas y manejarse en el marco de lo formal. Con la fatal arrogancia, a la que hizo referencia Hayek en una de sus principales obras, los funcionarios de Alberto Fernández pensaron que todo cambiaría ante la aparición de la nueva herramienta. Nada de eso pasó.
Con el correr de los días se dejó de hablar del asunto. Parece que lo que pasaba era que el programa fue un fracaso absoluto. Esta mañana, un periodista de Infobae decidió desempolvar la cuestión y consultó informalmente a las fuentes de los bancos oficiales y la respuesta fue insólita. Incluso para los que sabíamos que el programa no tendría un gran impacto.
“No solo no abrimos ninguna cuenta. No vino nadie a preguntar tampoco”, reconocieron esta mañana.
Por ahora el programa sigue vigente, por lo que si alguien desea, podría abrir su cuenta. Sin embargo, el trámite es engorroso y complicado. No solamente por la documentación y la apertura de la cuenta, sino porque los turistas, al abandonar el país para retornar a sus lugares de origen, no pueden acceder nuevamente a sus dólares. Para adquirirlos físicamente tendrían que transferirlos a sus cuentas de sus bancos nacionales y esperar la acreditación allí.
Otro gran fracaso del kirchnerismo para el decálogo de lo insólito en el reino de peronia.