La persecución del régimen nazi contra los judíos comenzó el 30 de enero de 1933, apenas Adolfo Hitler se hizo del poder en Alemania. Aunque mucha gente se sorprendió por la concreción del plan de hostigamiento, lo cierto es que todo estaba anunciado desde hace años. Ya en el libro “Mi lucha”, publicado en 1925, el psicópata megalómano que llevó al mundo a una catástrofe ya había escrito de puño y letra lo que pensaba y lo que quería hacer.
Luego de una primera instancia de acoso y violencia para que los judíos abandonaran voluntariamente Alemania, con la invasión a Polonia en 1939 comenzó el exterminio en todos los territorios que caían bajo el control del nacionalsocialismo.
Pero el plan irregular que comenzó con fusilamientos y fosas comunes, destino que encontraron también personas de otras minorías, homosexuales y opositores políticos, fue terroríficamente “mejorado” por los nazis. En julio de 1941, Hermann Göering pidió formalmente al encargado de la Oficina Central de Seguridad del Reich, Reinhard Heydrich, que diseñara un proyecto para la “solución final” al “problema judío”. Un día como hoy, 20 de enero, pero de 1942, se llevó a cabo la Conferencia de Wannsee. Allí se dio luz verde a la matanza sistemática de millones de inocentes en campos de concentración por medio de las cámaras de gas.
La casa donde se realizó la reunión sigue estando allí en las afueras de Berlín. Hoy es un museo. Uno de los tantos con los que Alemania recuerda y educa sobre la tragedia que terminó causando el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial.
Justamente, en una fecha de reflexión como es la de hoy, una profesora mexicana hizo un comentario deplorable en el marco de una clase online, que le terminó costando el empleo.
Irene García Méndez, que hasta hoy era parte del cuerpo docente de la Escuela de Negocios de la Industria de la Hospitalidad. Hotelería, Restaurantes, Gastronomía en México, no tuvo mejor idea que reírse de los judíos asesinados a manos de los nazis. Encima, con una “broma” que hacía referencia a los hornos crematorios y al momento de la asfixia en las cámaras de gas.
“¿Qué diferencia hay entre un judío y una pizza?”, preguntó a sus alumnos García Méndez. Luego de un silencio incómodo, ya que se percibía que la profesora estaba por desubicarse de la peor manera, ella remata: “Que la pizza no grita cuando la meten al horno”.
Lejos de tomar conciencia de la barbaridad que había dicho, la docente por estas horas desempleada comenzó a reírse en soledad. Recién se dio cuenta de lo que había hecho y dicho, cuando una alumna judía se retiró de la clase virtual.
Al poco tiempo la institución emitió un comunicado pidiendo disculpas, pero minutos después, la Escuela de Negocios publicó un segundo comentario, donde indicaron que, lógicamente, habían decidido despedir a García Méndez.
El respeto, la inclusión y la diversidad son los valores que conducen nuestro actuar. Informamos sobre las acciones tomadas por nuestra Institución ante este caso inaceptable. pic.twitter.com/tiSoWR0zsk
— CESSA Universidad (@CESSAMX) January 20, 2022