“Aislamiento social obligatorio” y “distanciamiento social obligatorio”. Estas son las dos categorías que diferencia el presidente argentino, Alberto Fernández, para lo que viene. Con el objetivo de limitar la “circulación comunitaria del virus”, las zonas del país con nulo o poco impacto del coronavirus (COVID-19) comenzarán a recuperar las libertades perdidas. Para las grandes ciudades hay pocos cambios.
El “distanciamiento social” (“beneficio” de las zonas menos complicadas) sigue siendo obligatorio, al igual que el uso del barbijo y las normativas vigentes, como las de pocas personas en simultáneo en los comercios. Pero los rubros que no fueron considerados “esenciales” irán abriendo sus puertas. También se habilitarán las reuniones privadas de hasta 10 personas. Los negocios que vuelvan a funcionar, como restaurantes y bares, podrán hacerlo al 50 % de la capacidad, siempre y cuando exista una distancia de 2 metros entre persona y persona.
Para la ciudad de Buenos Aires y las zonas más pobladas de la provincia continúa el “aislamiento”. Es decir, solamente se puede salir a la calle a comprar alimentos o necesidades urgentes en los comercios de cercanía. El intendente porteño, Horacio Rodríguez Larreta, indicó que a partir de este momento, las personas que desean salir a correr o hacer ejercicio al aire libre podrán hacerlo entre las 8 de la noche y las 8 de la mañana, con barbijo puesto. El anuncio fue motivo de polémica, ya que por estos días de otoño las temperaturas son bajas y el 20 de junio comienza oficialmente el invierno. Cabe destacar que en los últimos días, varias personas tuvieron problemas pulmonares luego de salir a correr varios días con el barbijo puesto.
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, indicó que la provincia de Buenos Aires tiene diferentes realidades, por lo que el interior comenzará a flexibilizar, mientras que las zonas más urbanas similares a CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), siguen como hasta ahora. La idea del economista kirchnerista es comenzar un plan de 5 etapas rumbo a la normalización, según evolucionen los casos. “Se puede avanzar, pero también volver atrás”, advirtió.
Con relación a la comparación con otros países de la región, Fernández aseguró que “los resultados son alentadores”.
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