Cristina Fernández de Kirchner (CFK) hizo casi lo que quiso en su momento, pero besó la lona en algunas oportunidades entre 2003 y 2015. No pudo modificar la Constitución y tiene dos graves frustraciones en su haber como presidente y primera dama de Néstor: la no implementación de la Ley de Medios para desmembrar a Clarín, frenada por la justicia y hoy cajoneada con un presidente amigo de la empresa, y el “conflicto del campo”. En la batalla con el sector agropecuario, a diferencia de la Ley de Medios, el kirchnerismo hasta perdió la elección en el Congreso. Con los votos empatados, el vicepresidente Julio Cobos votó en contra del oficialismo y dicen que Cristina quiso renunciar enfurecida esa misma noche.
Pero si algo tenían en común las batallas kirchneristas era la estrategia de ir por todo. Se ponía al rival en el lugar de enemigo del pueblo, se apostaba por la polarización total y luego se iba a la confrontación abierta, ya sea en la justicia o el Parlamento. Este modus operandi fue muy negativo para un país que terminó dividido.
Esta mañana, el senador Oscar Parrilli, mano derecha y obsecuente absoluto de Cristina, volvió a marcar la cancha con el viejo estilo K. Seguramente en acuerdo con la vicepresidente, el legislador aseguró que está “feliz” de que el campo confronte con ellos, ya que el sector agropecuario es “el responsable de la crisis Argentina”.
“Les exigimos que frenen y paren la mano, así no se va a reconstruir la Argentina. Los vamos a denunciar y utilizar todos los instrumentos legales a nuestro alcance”, aseguró.
Claro que no tiene el más mínimo sentido analizar la responsabilidad del sector más productivo del país en la crisis actual, que no es otra cosa que el desastre del déficit fiscal, producto de un Estado descomunal, ineficiente y privilegiado. Si no fuera por el campo, al que le pesifican a precio vil las exportaciones y le cobran impuestos confiscatorios, al país no le entraría un solo dólar.
Con las declaraciones de Parrilli dando vueltas en los medios de comunicación, otro referente kirchnerista decidió hacer un aporte para sumar leña al fuego. Juan Grabois, amigo personal del papa Francisco y hombre de confianza de CFK, llamó a “barrer a los parásitos” para que el país pueda tener algo de dignidad. “Estoy hablando de ese 1% que viven de la renta extraordinaria de la tierra que es de todos”, argumentó.
Si la situación actual es agobiante, sin el aporte del sector agropecuario la bomba nuclear estallaría en cuestión de minutos. Queda para el análisis y la especulación si no sería mejor para el largo plazo una rebelión total y absoluta del sector que, mediante el saqueo que sufre, permite mantener aceitada a la máquina que agobia al resto de los mortales en todo el territorio nacional.
Por estas horas, la Mesa de Enlace, que repudió el aumento de las retenciones a la exportación, evalúa medidas de fuerza y las Confederaciones Rurales Argentinas ya confirmaron un paro con cese de actividades la semana próxima. Por su parte, Alberto Fernández ya decidió intervenir y criticó al campo señalando que quieren “ganar siempre”. Para el presidente, este momento no es para acumular ganancias, sino para ser “solidario” hasta salir de la crisis. Si bien su tono no es el del kirchnerismo, desde el espacio de su vicepresidente ya marcaron la cancha. Al campo y a él.
Con la nueva crisis del campo, en Argentina se termina oficialmente la “luna de miel” del nuevo Gobierno.
Continuará…