Se terminó la paz cambiaria en Argentina. La semana corta, luego del carnaval, que prometía ser agitada, terminó de muy mala manera. Hacia el cierre de las operaciones del jueves, la divisa norteamericana terminó cotizando al público a 43,50 pesos la unidad. De esta manera, este último “sacudón”, con subida de 1,90, batió el record bajo el Gobierno de Mauricio Macri: superó el máximo de 41,89, pico de la última crisis cambiaria que generó la devaluación de finales de septiembre.
Aunque existen ingresos de divisas provenientes de las exportaciones y las reservas internacionales están sólidas, existe una gran preocupación en el Gobierno por la enorme cantidad de pesos en plazos fijos a menos de 60 días. Toda esa masa monetaria puede “pasarse” al dolar en un escenario de pánico, lo que generaría otra subida de la moneda norteamericana. La herramienta de la tasa de interés para incentivar las operatorias en pesos, hace rato que presenta el problema de la “sábana corta”: sube la tasa, se derrumban los créditos, sufren las pymes y cuando se bajan algunos puntos vuelve a saltar el tipo de cambio. Esta problemática revela la urgencia de soluciones de largo plazo.
Esta semana, los economistas Gustavo Lazzari y Roberto Cachanosky advirtieron que, más allá de las políticas restrictivas del Banco Central, existe una importante caída en la demanda de dinero y una seria crisis de confianza. Esto termina incrementando el problema de la inflación y repercute en el precio del dolar. Dado el triste desempeño del monopolio monetario argentino, cualquier movimiento en el tipo de cambio significa una repercusión inmediata en el índice de inflación. Aunque los países de la región con monedas más estables puedan tener una independencia del tipo de cambio y los precios domésticos, en Argentina, son dos variables que van de la mano.
Dólares del agro: ayudan, pero no serán suficientes
Luego de la sequía del año pasado, el Gobierno se aferró a la idea de que las divisas provenientes de la exportación de productos agropecuarios serían suficientes como para frenar la crisis de confianza y llegar con un tipo de cambio estable a las elecciones. Sin embargo, los especialistas coinciden en que los dólares del campo aportarán para apaciguar los sobresaltos, pero que no serán suficientes para ser la barrera de contención que el equipo de Macri esperaba.
“No hay, a nivel macroeconómico, un impacto de la cosecha tan fuerte como para dar vuelta esta muy complicada situación. La serie de liquidaciones mensuales, en relación con año pasado, viene bajando alrededor de un 6 % y, si bien desde marzo hasta julio aumenta, tampoco es tan importante el incremento que se va a dar”, manifestó el analista económico Mariano Kestelboim al portal Perfil.