El plan inicial de la confianza ciega y la “lluvia de inversiones” fracasó. La financiación barata que ofrecía el mundo hasta hace poco se terminó. El gradualismo de Cambiemos explotó en pedazos, y en el peor momento, a Mauricio Macri no le quedó otra opción que la más dura ortodoxia monetaria a un año de las elecciones presidenciales de 2019.
Los tres años del Gobierno actual tuvieron tres presidentes del Banco Central, lo que deja en evidencia el desempeño de la moneda nacional, que ya vale menos del 100% de lo que valía hacia el final del kirchnerismo. Hoy, el presidente argentino se tuvo que decidir por una brusca política monetaria que sin dudas complicará aún más la situación económica en el corto plazo. Podía haber sido mucho más sencillo en diciembre de 2015, pero buscar soluciones mágicas indoloras generalmente termina en tratamientos más complicados y costosos.
“Atravesamos una recesión y durará algún tiempo”
Tanto Macri como su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reconocieron la crisis económica y asumieron que durará bastante. Los duros números de la crisis (pobreza del 27%, desempleo del 9,6%, caída de las ventas minoristas por 9,2%) no permiten manifestaciones más optimistas. El problema para el Gobierno es que el mal trago de la crisis, que mostrará todavía su peor cara en los próximos meses, no terminará de digerirse antes de las elecciones presidenciales.
El freno de mano de la “emisión 0%” del Banco Central y la absorción de liquidez de pesos en el mercado parece estar dando resultado. Esta semana el dólar retrocedió 8% en dos jornadas y si el presidente mantiene el plan no hay expectativas de suba. De esta manera, la pregunta deja de ser si subirá el dólar y comienza a ser otra: ¿tendrá las espaldas políticas Macri para mantener el plan?
El cierre de hoy arrojó un dólar a 39 pesos, un incremento del 0,5% del Merval y un repunte de las acciones locales en Wall Street. Pero de mantenerse en este camino, no dan los tiempos para que el presidente argentino coseche los frutos antes de las elecciones.
Panorama 2018/2019
En los meses que restan hasta las elecciones presidenciales, Cambiemos buscará una nueva épica y apelará a la diferencia con el kirchnerismo para lograr un segundo mandato. Ya en 2017 la ciudadanía dejó de votar con el bolsillo y respaldó al oficialismo en las legislativas de medio término. Hoy la situación es más compleja y el Gobierno verá si puede apelar al discurso de transparencia y la esperanza para conseguir una nueva oportunidad. El panorama será de recesión, pero probablemente con menor inflación (el año próximo) y sin corridas cambiarias. La historia dice que Macri tiene el “manual” en contra. Habrá que ver que pasa con un presidente que ya mostró que a veces puede romper con la regla (primer jefe de Estado no radical ni peronista), pero que a veces no, como ocurrió con el fracaso del gradualismo, tantas veces experimentado.