EnglishEl viernes pasado, usuarios primerizos, inversores y amantes de las monedas digitales se reunieron en el Impact Hub Caracas —una organización que promueve el espíritu empresarial en Venezuela— para aprender más acerca del Bitcoin. La conferencia ofreció un respiro a Venezuela, donde los controles económicos han sofocado a la innovación y al libre intercambio, especialmente en lo que concierne al ámbito monetario.
La exposición principal fue una conferencia de dos horas a cargo de Gerardo Mogollón, quien describió a la criptomoneda como una nueva “experiencia tecnológica y monetaria”.
“Vivir en un país como el nuestro nos distrae, generalmente, de eventos globales importantes como éste. Bitcoin puede cambiar la historia mundial de los pagos, y justamente debido a que vivimos en una crisis política y económica constante, no podemos perder de vista lo que pasa por debajo de nuestras narices”, explicó Mogollón.

Frente a unos 25 estudiantes, el profesor universitario comenzó con un breve resumen de la historia de la inflación y devaluación monetaria. Yendo al primer caso de déficit fiscal en Atenas, los patrones en las políticas económicas a lo largo de la historia parecen inevitables. Desde el Edicto sobre Precios Máximos de Diocleciano (301 d.C.) para frenar la inflación mediante control de precios, hasta la Ley Orgánica de Precios Justos (2011) de Hugo Chávez, sostiene Mogollón, los gobernantes no han aprendido verdades económicas básicas, incluso luego de 2.000 años.
En ambo casos el resultado fue el mismo: Control de precios que únicamente generaron desabastecimiento y un aumento en la velocidad de la depreciación de la moneda.
La historia de la inflación es simple, explica Mogollón: Primero, hay un estado soberano con un sistema económico saludable, respaldado por reservas en oro y plata. La sociedad crece, y el gobierno aumenta el gasto público hasta un punto en el que comienzan a imprimir dinero sin respaldo, moneda fiduciaria para financiar sus gastos. La moneda se deprecia y se incrementa la inflación (una disminución en el poder de compra de la moneda).
Después de la Segunda Guerra Mundial y de los acuerdos de Bretton Woods, cada país participante adoptó una política monetaria que mantenía fijo el tipo de cambio respecto del dólar de EE.UU., respaldado por reservas en oro. Sin embargo, esta estrategia no resultó sostenible en el tiempo. Menos de tres décadas después, en 1971, el presidente de Estados Unidos Richard Nixon incumplió el acuerdo de redimir dólares estadounidenses por oro.
En 1944, el precio de una onza de oro era de US$35 y desde entonces se ha incrementado hasta alcanzar los US$1.250. Tan solo en 1971, el dólar estadounidense perdió un 85% de su valor por la inflación. Mogollón cree que las consecuencias de tal expansión monetaria son un eventual caos económico y una grave recesión.
El orador invitado luego hizo una introducción al Bitcoin como un sistema de pagos basado en un software. Una oportunidad para proteger los activos de la inflación y hasta de la regulación estatal abusiva. La oferta total de Bitcoin está limitada a 21 millones, de esta manera su escasez inherente promueve un alto valor y la protege de manipulaciones. Ya que no depende de ninguna autoridad monetaria, banco central o gobierno, la moneda virtual descentralizada garantiza a sus usuarios algo que ninguna de las demás puede hacerlo: disciplina fiscal.
En marzo de 2013, cada bitcoin tenía un valor de US$20, y en noviembre logró alcanzar una cotización de US$1.163. En ese momento, se hizo evidente la abundante demanda por los bitcoins y que era una moneda que había llegado para quedarse.
Aunque Bitcoin ofrece numerosos beneficios, los asistentes a la conferencia plantearon sus vulnerabilidades y deficiencias: La necesidad de un mecanismo de seguridad alternativo, la falta de monitoreo de accesos provenientes de un dirección IP sospechosa, una mejora en el servicio para sus nuevos usuarios, así como también canales de comunicación mejorados para los usuarios de la red. Para mayor facilidad y seguridad, Mogollón recomendó varias billeteras digitales y plataformas para la compraventa, junto a las alternativas más rentables y asequibles para la “minería” de nuevas unidades.
La conferencia también contó con las interesantes perspectivas de Sebastián Serrano, fundador y CEO del procesador de pagos asentado en Argentina BitPagos. Serrano incluso llevó adelante una demostración en vivo de una transacción con bitcoins para ilustrar la simplicidad y conveniencia de la criptomoneda.
Uno de los principales conceptos equivocados y disuasorios para la adopción del Bitcoin es que la moneda digital solo puede conseguirse con dólares estadounidenses. De esta manera, el control de cambios se convierte en un obstáculo automático para los potenciales usuarios de bitcoin en Venezuela. Pero esto no es necesariamente verdad; los venezolanos podrían con facilidad ofrecer sus servicios y cobrarlos con bitcoins en vez de bolívares, manteniendo sus ganancias aseguradas por la criptomoneda, y así, protegidas de la inflación galopante del país.
Gabriel Pérez, un joven ingeniero que asistió a la conferencia, viajó más de 300 kilómetros desde Barquisimeto para escuchar las exposiciones. Pérez es también un minero de Bitcoin, y habló con PanAm Post sobre su experiencia con la moneda digital en Venezeula.
“Hace un año fue cuando por primera vez escuché acerca de Bitcoin y las monedas digitales. Lo escuché gracias a un amigo [y eventualmente] me atrapó. Un tiempo después me convenció de participar, y ahora dedicamos 20 computadoras y algunas tarjetas [de video] ASIC al minado de bitcoins. También comerciamos bitcoins, y tenemos dos grupos colectivos de minería en nuestras casas, uno en Barquisimeto y otro en San Felipe. Nuestro plan es hacer crecer los grupos de mineros hasta que cada uno se convierta en lo suficientemente grande para alojar de 30 a 50 mineros”.
Al ser interrogado acerca de la probabilidad de una revolución del Bitcoin en el país caribeño, Pérez dijo que “Venezuela es conocida por su juventud, y su interés en la tecnología moderna. Esto abre las puertas a la eventual adopción del Bitcoin. Sin embargo, tanto Bitcoin como otras monedas digitales en general, son un tema complejo para el gran público. Hasta el momento, se lo identifica como un asunto muy técnico y sólo aquéllos vinculados con la industria de la informática lo entienden”.
De esta manera, Pérez cree que una campaña informativa en las universidades, entidades financieras y empresas pueden ayudar a la difusión de la moneda: “Yo creo que Bitcoin va a cambiar el orden financiero internacional, y los emprendedores y comercios venezolanos pueden sumarse a la ola si están abiertos a la innovación”.