El prominente psicólogo y analista político canadiense, Jordan Peterson, se encuentra en el centro de una nueva controversia. Saltó a la notoriedad por ser la voz más reconocida al exponer cómo el progresismo conducía al totalitarismo. Pues en Canadá el gobierno instauró una ley (C16) para imponer cómo hablan y por ende cómo piensan los ciudadanos, respecto al uso de pronombres de las personas trans y no binarias. Ahora sus colegas pretenden adoctrinarlo. No toleran que este defensor de la libertad de expresión “lastime” a nadie. Por ello, el Colegio de Psicólogos de Ontario exige reentrenamiento en redes sociales para Jordan Peterson.
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Sus compañeros de profesión exigen un “reentrenamiento obligatorio de comunicación en las redes sociales con sus expertos”. Lo acusan de, “entre otros delitos”, retuitear al líder conservador canadiense, Pierre Poilievre, y criticar al primer ministro Justin Trudeau, junto a sus aliados.
El Colegio de Psicólogos requiere que Peterson asuma el siguiente “compromiso”: “Trabajar con la Dra. Erika Abner, LLM, LLB, Ph.D, o Gail Siskind, RN, MA, para revisar, reflexionar y mejorar [su] profesionalismo en declaraciones públicas”, para “completar el programa de entrenamiento dentro de los seis meses posteriores a la recepción de la decisión del CICR (Instituto Canadiense de Resolución de Conflictos) en este asunto”. La tarifa es de 225 dólares por hora y el programa podría extenderse a discreción del entrenador.
“Me he negado rotundamente a hacerlo”
“Me he negado rotundamente a hacerlo”, dijo Jordan Peterson, quien le respondió al Colegio de Psicólogos que no se “arrepiente” de nada de lo que ha hecho o dicho que haya sido objeto de una queja ante el Colegio. Y enfatizó que el gremio no tiene derecho a interferir en sus derechos de libertad de expresión.
Además de su título como psicólogo clínico, Jordan Peterson es diplomado en ciencias políticas. Se ha destacado por trazar patrones de pensamiento y comportamiento en el espectro político. Denuncia fervorosamente a los regímenes totalitarios y cómo se sostienen con conductas insanas. Pero sus colegas no toleran la forma en la que se expresa.
Respaldo popular a Peterson
Jordan Peterson hizo una encuesta pública. Allí preguntó quién debería renunciar y pedir disculpas, él o sus acusadores. El 88,88 % de los votantes respaldó a Peterson. El profesional de la salud mental destaca que miles a su favor sopesan una docena de quejas. Se refiere a sus colegas como “comisarios” en un claro paralelismo con la criminalización del pensamiento en la era del socialismo soviético.
El psicólogo asegura que las denuncias en su contra no estaban al día ni son de sus clientes anteriores, ni siquiera “estaban familiarizados” con sus clientes. La gravedad del caso se da porque el Colegio de Psicólogos es el órgano rector de psicólogos y asociados psicológicos en la provincia de Ontario, donde reside y ejerce Peterson.
Looks like about 50000 more people in approx three days would rather the Ontario College of Psychologist commissars resign (instead of approving of them disciplining me). How does this stack up against a dozen complaints @CPOntario? https://t.co/SuE2w9xG6p
— Dr Jordan B Peterson (@jordanbpeterson) January 9, 2023
El progresismo pretende instaurar el crimen de pensamiento
El escritor George Orwell auguró que si el socialismo se apoderaba de las naciones, el pensamiento se criminalizaría. Y el crimental ya es una realidad. Pero la dicotomía capitalismo/comunismo terminó con la Guerra Fría. Ahora el nuevo rostro del totalitarismo es el progresismo. No en vano se reconfiguró el Foro de Sao Paulo en el Grupo de Puebla y desde allí dirige la Internacional Progresista. Pues ya no se limita a la política y economía como la Internacional Socialista. Su meta es dominar la cultura y la mejor forma de lograrlo es controlando el pensamiento al censurar y modificar el lenguaje.
El reentrenamiento para el uso de redes sociales que le pretenden imponer a Jordan Peterson es hoy la cara más visible del avance de este experimento. Pero él no se ha doblegado y sirve de inspiración a millones. Solo en Twitter, donde expuso la persecución por parte de sus colegas, lo siguen 3,7 millones de usuarios. En YouTube tiene 6,16 millones de suscriptores. Sus videos han cambiado vidas. Primero porque motiva a sanar las relaciones familiares. Ante una tendencia psicológica freudiana que infantiliza y llama a culpar a los padres de todo, él anima a los adultos a ser responsables de sí mismos. Y esto se traduce en la política. Pues la izquierda se alimenta de votantes dependientes de papá Estado. Por eso no tolera a hombres libres.