
Tres días después de vacunarse contra el coronavirus, el joven Jacob Clynick, de 13 años, falleció mientras dormía. El adolescente recibió la segunda dosis de la vacuna de Pfizer a mediados de junio. Su muerte desató una investigación por parte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).
“Los CDC tienen conocimiento de un niño de 13 años en Michigan que murió después de recibir la vacuna COVID-19. Este caso se encuentra actualmente bajo investigación y hasta que se complete la misma, es prematuro asignar una causa específica de muerte”, dijo Jade Fulce, especialista en asuntos públicos de los CDC, en un correo electrónico al Washington Examiner.
“Cuando un evento adverso grave, como la muerte, se informa al Sistema de notificación de eventos adversos de vacunas (VAERS) después de la vacunación COVID-19, los CDC solicitan y revisan todos los registros médicos asociados con el caso, incluidos los certificados de defunción y los informes de autopsias. La determinación de la causa de la muerte la realiza el oficial certificador que completa el certificado de defunción o el patólogo que realiza la autopsia. El VAERS no está diseñado para determinar si la vacuna causó el evento adverso informado. Si bien algunos eventos adversos informados pueden ser causados por la vacunación, otros no lo son y pueden haber ocurrido casualmente”.
Pfizer envió el pésame a la familia del adolescente difunto y señaló que si bien “todos los medicamentos y vacunas tienen efectos secundarios… se prueban rigurosamente en ensayos clínicos para garantizar que los efectos secundarios sean manejables y los beneficios superen los riesgos”.
Con este hecho, al tratarse de un menor de edad, se rompen todos los preconceptos que se han propagado el mensaje de que el coronavirus resulta fatal principalmente en personas mayores y/o con cuadros clínicos anteriores. De hecho, los adolescentes y adultos jóvenes han sido los más afectados por los efectos secundarios de la última tanda de las vacunas de Pfizer y Moderna.
Como consecuencia de este deceso, los CDC celebraron una “reunión de emergencia” en la primera mitad de junio sobre los casos de inflamación del corazón después de la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19.
CDC investigating case of teenager who died days after second COVID-19 shot https://t.co/2uw2eqlitE
— Washington Examiner (@dcexaminer) July 7, 2021
El mayor número de casos se ha dado en personas de entre 18 y 24 años
La reunión se celebró luego de 226 casos de miocarditis o pericarditis después de la vacunación en personas menores de 30 años. Por lo tanto, desde finales de junio la FDA anunció que agregaría una advertencia sobre la inflamación cardíaca rara en los jóvenes.
Aunque las farmacéuticas admitieron que existe un vínculo entre las vacunas y los casos de inflamación en adolescentes y adultos jóvenes, dicen que los beneficios superan los riesgos. Según el sitio oficial del gobierno para pruebas clínicas, la fase tres de experimentación de Pfizer termina en mayo del 2023.
Dada la gravedad de la pandemia, la FDA permitió que la vacuna salga más rápido como medida emergencia. Sin embargo, Reuters asegura que el tiempo de finalización de los ensayos es tan prolongado, debido a que los pacientes siguen bajo observación.
Mientras, sigue en pie la investigación en la muerte del joven Jacob Clynick con el fin de evitar que más casos como él.