España es el mejor ejemplo para Hispanoamérica respecto a cómo y cuánto el activismo feminista busca modificar el lenguaje, con el objetivo de cambiar la percepción e incluso la legislación en las sociedades.
Mientras alegan igualdad, exigen un lenguaje diferenciado. Paralelamente, aunque se victimizan por el uso de una palabra que les incomoda, han demostrado calificar a otros de forma despectiva con ligereza y no tratan a todas las víctimas de violencia física por igual, pues incomoda su discurso.
PanAm Post se comunicó con la diputada Carla Toscano, perteneciente al partido Vox y portavoz de la Comisión de Violencia de Género, quien se dirigió a la mujer que preside la Comisión de Igualdad como presidente y llamó la atención de esta respecto a cuan totalitario es imponer cómo hablar.
Digo "presidente" en vez de "presidenta":
-Porque es un participio activo aceptado por la RAE.
-Porque una preferencia no puede ser una imposición. A mí no me gusta que me llamen fascista y me tengo que aguantar. Imponer a los demás como deben hablar es totalitario. pic.twitter.com/OBrPZAYhYh— Carla Toscano (@eledhmel) April 16, 2021
¿Por qué es importante destacar que presidente es la forma correcta de dirigirse al cargo?
La forma “presidente” es un participio activo. El sufijo “ente” se añade cuando queremos referirnos a la persona que ejecuta la acción que expresa la base. También está aceptada la forma en femenino “presidenta”, por lo que se puede usar cualquiera de las dos formas para referirse a una mujer que preside.
La cuestión es que a muchas feministas, por alguna extraña razón, quizá por su odio al hombre, les molesta que se las llame “presidente” como si eso las masculinizara. No entienden que es una cuestión de corrección lingüística y que no hay ninguna intención de ofensa detrás.
¿Es contradictorio que alegando igualdad las feministas busquen diferenciarse lingüísticamente?
Las feministas son una pura contradicción. Como le dije a la presidente de la Comisión de Igualdad, llamarle “presidente” es más inclusivo, a ellas que tanto les importa el lenguaje inclusivo, porque al ser un término supuestamente neutro, acabado en -e, no estoy masculinizando ni feminizando, porque yo no sé si ella se siente hombre o mujer.
Este argumento que le di a mí misma me parece una majadería, pero estoy usando sus propias armas y sus propios argumentos. ¿No quieren lenguaje inclusivo? ¿No dicen “hijos, hojas e hijes”, “niños, niñas y niñes” y demás ridiculeces? Pues ea, ahí tenéis “presidente”.
¿Puede elaborar sobre el concepto “imponer a los demás cómo hablar es totalitario”?
La izquierda, el feminismo y la agenda globalista pretenden que pensemos lo que ellos quieren. Para eso elaboran leyes totalitarias, no admiten la disidencia, acusan de incitación al odio a todo aquel que les contradiga para demonizarle y criminalizarle, hacen campañas de propaganda y utilizan el lenguaje como arma.
De esta forma, han inventado un pseudo lenguaje “progre” del que no puedes escapar porque si no lo utilizas te estás situando fuera de su agenda, de su ideología y pasarás a ser considerado como sujeto peligroso y violador de derechos fundamentales (derechos fundamentales que ellos han inventado). Por eso, dar la batalla del lenguaje, aunque parezca anecdótico, no lo es. Es importante porque es una trinchera más de su guerra contra el bien y contra la familia y la naturaleza humana. No quieren que pensemos. Nos quieren sumisos, y utilizar su lenguaje es otra forma de sumisión.
Tenemos que ser conscientes de que doblegarnos en las cosas más pequeñas, como las palabras que utilizamos y por las que nos criminalizan si no les gustan, es un deber moral y forma parte de la batalla cultural que debemos dar.
La ideología de género nos impone un lenguaje adaptado a una realidad paralela que ellos han inventado y debemos contradecirles y no aceptar sus expresiones ridículas.
¿Tiene un fin ideológico y discursivo la ligereza con la cual se usa el término fascista para denominar a todo aquello que cuestiona el comunismo?
Por supuesto que tiene un fin ideológico. El comunismo está socialmente aceptado porque la izquierda jamás se ha avergonzado de sus ideas y de los 100 millones de muertos que llevan a sus espaldas. En cambio, el fascismo, salvo de forma muy residual, no tiene, gracias a Dios, ningún recorrido actualmente. Pero la izquierda recurre al término “fascismo” para señalar al disidente, generalmente a la derecha, lo que además demuestra una ignorancia absoluta sobre lo que es el fascismo.
Para ellos, se asocia a totalitarismo y a la derecha, cuando no fue un movimiento de derechas. Pero no importa, ellos te demonizan utilizando esa palabra, para conseguir que la gente normal, con poco o ningún conocimiento de teoría política, asocie a la derecha, o a los que no piensen como ellos, con algo malo, violento y temible.
Detrás del insulto “fascista” está la intención de criminalizar al que se salga del discurso progre y globalista. Y no hay más.
¿Cuál sería su mensaje para los españoles respecto a la defensa de la lengua y libertad de expresión y cuál a los hispanos respecto a cómo evitar el avance de estas imposiciones?
A los españoles y a los hispanos les pido que no cedamos. Como he dicho antes, la batalla del lenguaje es importante porque es una trinchera más de la guerra cultural entre la izquierda y el globalismo totalitarios contra la libertad y los derechos fundamentales (los de verdad: la vida, la propiedad y nuestras libertades).
Cada pequeña batalla es importante. Cada palabra es importante. Cada defensa de nuestra forma de hablar, nuestra defensa de ciertos conceptos, es importante. Nos quieren esclavos y no se lo podemos permitir. En España únicamente Voz defiende las libertades , en este caso la libertad de expresión, y está solo en el Congreso para defenderlo, pero cada vez seremos más. Espero de todo corazón partidos similares en toda la Iberosfera para defender la libertad que tanto odian los totalitarios.