Hospitales privados atenderán a los pacientes que no caben en hospitales públicos para enfrentar el coronavirus en México. “Todos juntos contra el covid-19” se llama al acuerdo público-privado firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador el lunes 13 de abril.
“Esto nos va a permitir liberar espacios en hospitales públicos para estar preparados y cuando se nos presente el momento más crítico tengamos todas las camas y equipos que se necesiten para salvar vidas”, dijo AMLO en su conferencia mañanera.
AMLO quitó el financiamiento al sistema de salud pública
Lo que ha dejado en claro esta coalición es que el sector privado es más eficiente en materia de gestión de recursos, y cómo tener este servicio tan primordial en sus manos no solo le ahorra presupuesto al Estado (y por tanto a los contribuyentes), sino que además dichos fondos van en función del cuidado de los pacientes.
Distinto a lo que sucede en la gestión pública, desde el primer mes de la gestión de López Obrador faltan medicinas en 24 de los 31 Estados Unidos Mexicanos, luego que este recortó el 44 % del presupuesto en salud pública. Alegando austeridad, AMLO removió 350 millones de dólares (en su momento 18,5 millones de dólares) del Instituto Mexicano de Seguridad Social. No obstante, dedicó ese mismo monto a la promoción del béisbol.
“La gente va a morir en las calles”, vaticinó el Director del Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS), Germán Martínez, cuando presentó su renuncia anunciando: «yo no voy a despedir a los doctores». Pues fue tan brusco el recorte presupuestario que se produjo una baja de hasta en un 50 % del personal en algunos estados.
Quienes se han visto más afectados son los pacientes con VIH (ha habido una reducción del 50 % de los antirretrovirales necesarios para los pacientes con inmunodeficiencia), niños recién nacidos o por nacer y los pacientes con cáncer (en particular infantil).
En vista que el 80 % de los muertos por coronavirus en Europa ya tenían un problema de salud crónico, la situación actual de los enfermos en México podría agravarse.
De hecho, en comparación con naciones europeas como Francia e Italia, con elevados índices de mortalidad, México sigue el mismo patrón tras los 45 días de su primera detección del COVID-19.
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La cantidad de pruebas realizadas en México es ínfima en relación a su población
Los 5 014 casos de COVID-19 registrados han sido confirmados a través de las más de 36 000 pruebas diagnósticas realizadas en el país, aunque el Gobierno mexicano estima que el número de enfermos puede ser 8,2 veces mayor, cerca de 38 200 contagios.
La cantidad de pruebas realizadas en México son escasas en proporción a su población. Se han hecho en más de seis semanas la misma cantidad que en Corea del Sur en tres días.
Sin ir más lejos, el vecino del norte, EE. UU., ya ha realizado más de un millón de pruebas. Si bien EE. UU. tiene más de 328 millones de habitantes y México 126 millones, en proporción las cifras de pruebas de México siguen siendo ínfimas.
Incluso en comparación con Ecuador, que tiene la mayor cantidad de muertos per cápita en la región, la cantidad de pruebas realizadas en México sigue siendo baja. Ecuador ha realizado 24 553 pruebas, con una población de 16,8 millones de habitantes.
La cantidad de heridos de bala, por la violencia en México, afecta la atención que se brinda en hospitales
La violencia que se vive en México ha sido otro agravante en el colapso del sistema sanitario. Aunque AMLO alega que el “neoliberalismo” agravó la violencia que se vive en México, bajo su gestión la nación vivió el año más violento de su historia, superando los 100 asesinatos por día.
Y esto causa un impacto en el sistema de salud. Por ejemplo, en el Hospital General de Tijuana (HGT) un bebé murió porque las 28 camas en la sala de emergencias estaban ocupadas por heridos de bala, entre ellos, delincuentes neutralizados por las fuerzas de seguridad.
Hospitales privados brindarán el 50 % de sus camas para facilitar el tratamiento a pacientes con coronavirus
Es precisamente para evitar la saturación del sistema de salud público que AMLO pactó un acuerdo, para que los hospitales privados habiliten el uso del 50 % de las camas en los hospitales privados (3 115 camas) del 23 de abril, y permanecerá vigente al 23 de mayo para afrontar el COVID-19.
Según el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, el traslado se dará sin costo adicional para los pacientes y 12 500 pacientes (que no tengan coronavirus) de instituciones públicas podrán utilizar esas camas.
Por su parte el presidente de la Asociación Nacional de Hospitales Privados, Mario González Ulloa, señaló que este convenio de “prestación subrogada”, permitirá que el sistema nacional de salud se concrentre en el cuidado de los afectados por la pandemia.
Una alianza público-privada “sin precedentes” sobresale en una gestión caracterizada por los monopolios estatales
AMLO denominó “sin precedentes” a esta coalición y tiene razón. Pues la gestión de López Obrador se ha caracterizado hasta ahora por el freno constante a toda iniciativa privada.
Por ejemplo, en lugar de inyectar 8 mil millones de dólares a la economía mexicana, mediante la licitación de la refinería Dos Bocas, López Obrador expandió el monopolio de la empresa estatal petrolera Pemex, que está quebrada.
Por tanto, los mexicanos están financiando con sus impuestos a una institución burocrática que genera pérdidas millonarias, por decisión del mandatario que le negó acceso al sector privado.
123 clínicas y 37 hospitales fueron desahuciados
Mientras tanto, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, declaró que se necesitan 8 mil millones de pesos para rescatar 326 hospitales y unidades médicas inconclusas de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto.
En el primer año del gobierno de López Obrador 123 clínicas y 37 hospitales públicos fueron desahuciados. Ante la falta de hospitales públicos funcionales, AMLO pactó un acuerdo con 146 hospitales privados de 27 entidades federativas para albergar pacientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
La alianza público-privado dotó a EE. UU. de millones de tratamientos
En resumen, cuando el Estado está al mando de los recursos extraídos de los ciudadanos mediante impuestos, este tiene el poder de asignarlos, tanto al deporte de preferencia de su mandatario, como al servicio de una empresa estatal quebrada como Pemex, como ha sucedido hasta ahora bajo la gestión de AMLO.
Por tanto, al reconocer finalmente López Obrador la importancia del sector privado queda al descubierto la eficiencia de dicho sector y cómo permitir que realice su trabajo no solo ayuda, sino que literalmente salva vidas.
Dice el refrán popular “no hay mal que por bien no venga”. En el caso de México, la pandemia del coronavirus llevó al mandatario mexicano a reconocer el aporte del sector privado en materia de salud.
Si sigue esa tendencia podría gozar de enormes beneficios, incluso económicos, pues le quitaría una carga al Estado y por tanto a los contribuyentes. Como lo hizo EE. UU., donde el sector privado ha provisto al país no solo de pruebas de diagnóstico rápido, sino que además las farmaceúticas Bayer y Novartis han donado al país millones de tratamientos para aliviar el impacto del coronavirus.
Fue posible gracias a que Donald Trump agilizó los procesos de autorización para que la burocracia no sea un impedimento. Lo opuesto a lo que sucede en México, donde existen medicinas atrapadas en Aduanas por exceso de regulaciones que llevan al deterioro de la salud de los mexicanos más vulnerables.