Se termina la hegemonía regional del socialismo del siglo XXI que por más de una década atravesó el continente. Ecuador retiró finalmente la estatua del expresidente de Argentina, Néstor Kirchner, de lo que era la sede UNASUR, alianza de la que Ecuador oficialmente ya no forma parte.
“Él no representa los valores de nuestros pueblos”, dijo el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, cuando declaró que la estatua de Kirchner se va.
Nadie resiste un archivo, dice el refrán popular y los videos del exmandatario, ahora difunto, le muestran en “éxtasis” al ver cajas fuertes y en otros videos contando dinero.
Las denuncias por corrupción hicieron, tanto contra Kirchner como su esposa que ahora aspira a la vicepresidencia, Cristina Fernández de Kirchner, hicieron que el mandatario ecuatoriano se desvincule del legado de quienes alguna vez fueron sus aliados.
Pues Lenín Moreno fue vicepresidente de Rafael Correa, referente del socialismo del siglo XXI, quien hoy es su némesis e incluso está siendo perseguido por la justicia por su presunta participación en la organización del secuestro de un diputado opositor (caso Balda) y a su vez por cohecho, el uso de fondos públicos para ese fin.
La corrupción salpica a todos los referentes del socialismo del siglo XXI, incluso Correa podría ir preso
Además, la misma constructora petrolera que sobornó a incontables políticos y funcionarios en el continente, que hasta llegó a producir el suicidio del expresidente de Perú, Alan García, presuntamente financió la campaña presidencial del último mandato de Correa.
Dicho caso tiene ahora bajo arresto domiciliario al asesor jurídico de Correa y a la ministra de obras públicas, mientras que Correa espera en Bélgica. Ya que si vuelve al Ecuador, tiene orden de captura.
Actualmente, el vicepresidente del Ecuador, Jorge Glas, está preso por sus vínculos con la empresa constructora Odebrecht. De modo que el caso salpica a las más altas esferas.
Néstor Kirchner y la historia (injustificada) de un mito
La militancia política del expresidente comenzó en los setenta. Pero, aunque el relato kirchnerista lo mostró como un abanderado de los Derechos Humanos en épocas de la dictadura, lo cierto es que en los años de la represión “el pinguiño” se recluyó en Santa Cruz a hacer negocios inmobiliarios.
Aunque estos emprendimientos (en situaciones normales) no tengan nada de malo, la Argentina de entonces tenía serios sobresaltos económicos y muchas personas endeudadas perdían sus propiedades a manos de prestamistas inescrupulosos, que liquidaban las casas de los deudores al instante. Kirchner se hizo la fama de ser uno de estos “duros”. De esta manera, junto a Cristina, pudo tener las espaldas para iniciar su carrera política.
En 1987 se convirtió en intendente de Río Gallegos y en 1991 gobernador de Santa Cruz. Al frente de su provincia fue un hombre obsecuente del menemismo. Durante la década del noventa, Néstor repitió hasta el hartazgo de que Carlos Menem fue el mejor presidente desde Juan Domingo Perón. Después, a pesar del registro audiovisual, cambió de opinión.
Su presidencia fue un regalo del cielo. Las vueltas de la vida lo llevaron al sillón de Rivadavia, aunque la mayoría de los argentinos no tenía ni la más pálida idea de quien era para 2003. Eduardo Duhalde, enfrentado con Menem, decidió que el riojano no tendría un tercer mandato y buscó un peronista que pueda forzar un balotaje. Su primer candidato fue el cordobés De La Sota, pero éste nunca pudo crecer en las encuestas. Después buscó seducir al expiloto Carlos Reutemann, que rechazó la propuesta para no enfrentarse con Menem, del que era amigo personal.
Casi ya sin más opciones, Duhalde se decidió por Kirchner, que a puro aparato peronista, alcanzó el 22 % de los votos. Con un radicalismo partido y con un Menem repudiado, el segundo puesto que logró el santacruceño se convirtió en la presidencia.
Falleció de un infarto en 2010 dejando trunco el sueño de los mandatos “intercalados” con su esposa, Cristina Fernández.
La remoción de la estatua de Kirchner representa el fin de una era, lejos del socialismo
Ahora la remoción de la estatua de Kirchner representa para Ecuador y la región el desapego no solo de figuras sino de una ideología que normalizó la corrupción en la región, donde quienes alegaban abogar por los pobres se hicieron infinitamente ricos.
Los miembros fundadores del Foro de Sao Paulo, Hugo Chávez y Fidel Castro, están muertos. Sus coidearios, Lula Da Silva está preso en Brasil y Nestor Kirchner no solo perdió la vida sino que no está más su figura en la mitad del mundo.
Con Bolsonaro al mando de la presidencia, Brasil no será más la sede del socialismo regional. Mientras varios países se alejan del socialismo, queda en manos de Argentina decidir en las próximas elecciones de octubre si quiere retomarlo a cargo de la viuda de Kirchner, a quien Ecuador abiertamente rechazó.
Y también a Mauricio Macri le corresponde demostrar que él se destaca como alternativa a dicho proyecto al que Ecuador le cerró las puertas.
*Esta nota fue realizada junto a Marcelo Duclos