Cuatro adolescentes de entre 13 y 17 años denuncian haber sido amenazadas de violación, golpeadas y sus pertenencias robadas, luego que la policía las detuvo por manifestarse contra el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
Están filmados policías nicaragüenses subiendo a las adolescentes a un camión, luego que estas pintaron “Viva Nicaragua Libre” en una pared.
“¿No les parece que son más delincuentes ustedes que nosotros?”, le dice una de las menores al policía que toma sus datos, luego de haberlo acusado de quemar a menores.
Con el inicio de mayo se oficializó el primer año completo de protestas contra el régimen de Ortega, pero las protestas lejos de detenerse incorporan a nuevos actores y consigo los atropellos de las fuerzas de seguridad se extienden a nuevas víctimas.
Estas jóvenes protestaban por la libertad de los presos políticos, el cese de la represión contra los manifestantes y para exigir la libertad en su país.
Dos de ellas fueron identificadas: Ashly Nicole Zelaya de 15 años y Liezy Zelaya de 17. Las otras dos, por seguridad, no han sido identificadas.
Fueron interrogadas en la Dirección de Operaciones Especiales, donde a menudo participan paramilitares sandinistas para intimidar con violencia a los interpelados.
En agosto, por ejemplo, murió el más joven de los detenidos. Un grupo de estudiantes universitarios fue interceptado, sospechosos de haberse manifestado, la policía usó una bandera nicaragüense como evidencia en su contra.
“Uno de los paramilitares me golpeó en el estómago”, cuenta una de las estudiantes, al exclamar que estaba embarazada, el paramilitar le respondió: “ahora te lo vamos a sacar’ y por último ‘tú te lo vas a comer vivo’”.
Su hijo no sobrevivió la golpiza y los paramilitares no le permitieron ir de urgencia a un hospital, pese al malestar que le produjo el aborto inducido.
Cuando finalmente fue liberada, era demasiado tarde.
El menor no aparece en la cifra oficial de los muertos a causa del año de protestas.
El gobierno de Ortega reconoce a 199 muertos, mientras que la Corte Interamericana de Derechos Humanos -antes que Ortega expulse a los observadores internacionales- contabilizó más de 300. Mientras las que ONG locales registran más de 500.
La incertidumbre en los números se debe también a la protección de los perseguidos.
Por ejemplo, el presidente de Costa Rica se negó a proveer la cantidad -sobre todo la identidad- de los refugiados que alberga el país vecino con el fin de evitar represalias.
Pese a los múltiples atropellos contra la población civil, viajó una delegación rusa en semanas recientes para condecorar a Daniel Ortega por su labor en materia de Derechos Humanos.
Asimismo, acusa a EE. UU. de desestabilizar a Nicaragua, similar a lo que sucede en Venezuela, donde políticos, periodistas y economistas de izquierda, culpan a EE. UU. de la crisis financiera, en lugar de afrontar que el mismo sistema económico fracasó en ambas naciones y en todas las que se implementó: el socialismo.