EnglishEn el año 2009, con miras a la finalización de su segundo mandato presidencial –aunque no consecutivo, dado que el primero había sido entre 1985 y 1990,- el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, intentó reformar la Constitución de su país para posibilitar una nueva reelección, pero no poseía el apoyo necesario en la Asamblea Nacional. Pese a ello, se postuló y ganó las presidenciales por tercera ocasión en 2011, gracias a un fallo de la Corte Suprema que declaró inaplicable el artículo de la Carta Magna que prohíbe la reelección continua. Fallo, sin embargo, desconocido por la Asamblea Nacional.
Ahora, con una mayoría contundente en la Asamblea –el partido de gobierno, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), posee 62 de las 92 bancas– Ortega quiere eliminar cualquier obstáculo a la continuidad de su mandato. Con este fin, el viernes pasado el bloque oficialista presentó un proyecto de Reforma Parcial a la Constitución Política de la República de Nicaragua, con enmiendas a 39 artículos.
Está prevista la presentación del texto ante el pleno del Legislativo este miércoles, así como la conformación de una Comisión Especial Constitucional para su análisis. De acuerdo a la Constitución vigente, la Comisión deberá emitir un dictamen en un plazo no mayor de sesenta días. La iniciativa de reforma parcial deberá ser discutida en dos legislaturas y para su aprobación final se requerirá el voto favorable del 60% de los diputados, es decir, al menos 56 a favor, una cifra que fácilmente puede lograr la mayoría sandinista.
La enmienda fundamental del proyecto es aquella realizada al artículo 147, que se refiere a la elección del Presidente y Vicepresidente de la República. En la propuesta de reforma, se suprime el literal A del apartado ‘No podrá ser candidato a Presidente ni Vice-Presidente de la República’, el cual estipula: “El que ejerciere o hubiere ejercido en propiedad la Presidencia de la República en cualquier tiempo del período en que se efectúa la elección para el período siguiente, ni el que la hubiere ejercido por dos períodos presidenciales”.
También se suprime la condición actual del mínimo del 35% de los votos válidos para ganar la Presidencia, quedando solamente la expresión “quienes obtengan la mayoría relativa de votos”, esto es, la mitad más uno. Simultáneamente, la reforma al artículo 150 permitiría al Mandatario dictar decretos ejecutivos con fuerza de ley en materia administrativa.
El líder sandista se convirtió en Presidente de Nicaragua por primera vez en 1985, elegido mediante el voto popular. Precedentemente, había formado parte de la Junta Provisional de Reconstrucción Nacional que asumió tras el derrocamiento de la dictadura de la familia Somoza en 1979, con la salida de Anastasio Somoza. Tras culminar su mandato, Ortega se presentó sin éxito en las elecciones de 1990, 1996 y 2001. Finalmente, en 2006 ganó nuevamente la Presidencia. Con su tercer mandato en curso la continuidad en el cargo podría no ser viable sin la reforma constitucional.
El Presidente nicaragüense también podría obtener el respaldo militar, pues el proyecto de reforma en su artículo 95 otorga a los miembros del Ejército la facultad de ocupar cargos públicos, que no sean de elección popular, “cuando por interés supremo de la nación, así se demande”.
Alberto Lacayo, subjefe de la opositora Bancada Democrática Nicaragüense (BDN), cree que la propuesta de reforma es lo opuesto a lo que fue la lucha para derrocar a Somoza. “Se luchó para no tener una familia dinástica y corrupta en el poder, para que no fuéramos gobernados por militares, para tener libertades públicas, para que no hubiera un presidente permanente”. Por su parte, el parlamentario Wilfredo Navarro considera que es necesario “ajustar la Constitución a las nuevas situaciones que se están viviendo”. Así por ejemplo señala que es “prioritario incluir lo que tiene que ver con los nuevos límites territoriales del país e incluir la igualdad de género”.
En el proyecto también se propone sancionar el transfuguismo –o cambio de opción electoral– con la pérdida de la banca. Y se incluye el término ‘socialista’ dentro de los principios de la nación. De acuerdo al texto, “los ideales socialistas promueven el bien común por encima del egoísmo individual, buscando la construcción de una sociedad cada vez más inclusiva, justa y equitativa”.
En Latinoamérica, las reformas constitucionales para permitir la reelección sucesiva de los Presidentes de Latinoamérica son cada vez más frecuentes. En Ecuador, Rafael Correa obtuvo su tercer período presidencial. En Venezuela, la Constitución permite la reelección indefinida. En Bolivia, la Constitución aprobada en 2009 permite la reelección consecutiva por una vez; sin embargo, este año el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia validó a Evo Morales para participar en las elecciones de 2014. Siguiendo esta tendencia, ahora el líder nicaragüense es quien prepara un marco legal para su perpetuación en el poder.