El expresidente ecuatoriano Rafael Correa anunció que regresará al país para retar a su sucesor Lenín Moreno, a quien acusa de haberlo traicionado, y defender los “avances” de su gestión política.
El exmandatario, quien vive en Bélgica desde que culminó su mandato, afirmó que estará en Ecuador el próximo viernes 24 de noviembre a pesar de las “amenazas e incitaciones al odio hacia él en los medios de comunicación” para abogar por “los programas sociales y las avances económicos” de los 10 años de su administración (2007-2017).
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“A mí no hay nada que me impida regresar al Ecuador”, afirmó el exjefe de Estado, aprovechando la entrevista de la agencia The Associated Press para exigirle a Moreno una explicación sobre la razón de su reunión a principios de año con Paul Manafort, cuestionado expresidente de campaña del mandatario estadounidense Donald Trump.
“Es muy preocupante que haya habido la visita de un tipo como Manafort y que se haya mantenido oculta, escondida, esa visita al pueblo ecuatoriano”, dijo Correa.
Correa explicó que se enteró por la prensa que Manafort, recientemente acusado de lavado de dinero y otros cargos, viajó Ecuador el pasado 9 de mayo.
“Si lo ocultan es porque algo esconden”, señaló el exmandatario.
El pasado mes de septiembre un portavoz de Moreno ya había mencionado que el presidente se había reunido con Manafot, aunque no se explicaron las razones de dicha reunión.
Correa regresará al país a penas unas semanas después de que un grupo de allegados al exmandatario tratara de expulsar al presidente del partido oficialista Alianza País (AP) y declarara a Correa como “Comandante”, desatando una lucha dentro del partido político que gobierna al país.
Las diferencias en el partido iniciaron desde que Moreno empezara a distanciarse de ciertas posturas políticas de Correa y criticara la situación económica en que su antecesor dejó el país.
Sin embargo, las diferentes posturas se han ido acrecentando con las iniciativas de Moreno de llevar adelante un consulta popular considerada por Correa como la mayor “traición a la Revolución Ciudadana”.
Asimismo, las posturas de los líderes se diferenciaron con el proceso judicial que se ha llevado en contra del vicepresidente Jorge Glas, el cual es apoyado por Moreno y rechazado por Correa.
Sin embargo, no fue hasta que Moreno decidió arrebatarle las funciones a Glas y nombrar como encargada temporal a María Alenadra Vicuña que el partido AP se dividió entre los seguidores de Correa y de Moreno.
¡Por fin reacciona la Dirección Nacional de AP, atendiendo el clamor de la militancia, y en estricto apego al Estatuto!
Todo mi apoyo al…— Rafael Correa (@MashiRafael) November 1, 2017
No fue hasta entonces que Correa confirmó sus intenciones de volver al país a través de un tuit: “¿Quieren Convención? ¡Perfecto! Ahí estaremos, y veremos cuántos de los que han permitido tanta infamia, persecuciones, obscuros pactos con lo peor de la partidocracia, en nombre de la ‘gobernabilidad’, me pueden mirar a los ojos”.
Por su parte, Moreno afirma que lo que lo que busca es “un proceso de reconciliación nacional” y que ha pesar de las críticas seguirá en la lucha contra la corrupción.
Ahora solo cabe preguntarse si el regreso de Correa estará también relacionado con la puerta que dejó abierta hace unas semanas de promover una Asamblea Constituyente de la que sería candidato, con el objetivo de destituir a Moreno por no seguir con su proyecto político.
Fuentes: La República; El Comercio; El Universo; Ecuavisa; Andes.