Lo del aborto en nuestro tiempo lo trataré en dos entregas por lo amplio del tema –que incluso así resumiré demasiado– Tema que empieza necesariamente por el inicio de la vida. Y corresponde a la ciencia, no al Derecho, determinar el inicio de la vida humana. Al Derecho y la legislación corresponden conclusiones normativas que al respecto –en justicia– prudentemente deduzcan.
Entre embriólogos y genetistas hay consenso amplio. El humano empieza como zigoto con la unión de óvulo y espermatozoide. Expertos en bioética coinciden en que ser vivo es el que “inició su ciclo vital y no lo ha concluido”. Lo que define genéticamente al ser humano –46 cromosomas– está completo desde la fecundación. Un embrión humano producirá enzimas y proteínas humanas para desarrollarse.
No es una masa cualquiera de células. Ni un humano “potencial”. Es desde un ser humano definido genéticamente y con capacidad de auto-desarrollo. Cada espermatozoide y óvulo por separados son media posibilidad del humano que pudieran o no llegar a ser. Según se unan o no unos u otros. Sin 46 cromosomas no hay nuevo organismo. Ni ovulo ni espermatozoide alguno tienen capacidad de auto-desarrollarse. Embrión es humano en la primera etapa de vida.
La apariencia y el grado de desarrollo del humano en cada etapa de la vida difieren. El embrión es distinto del bebe, como el bebé del adulto. La vida humana se inicia con el zigoto y concluye en la muerte. El aborto pone fin a una vida humana en su primera etapa. Cuando es inducido –no accidental o espontaneo– es un método para poner fin a la vida de un ser humano. Asesinato que puede o no ser culturalmente admitido y legalmente permitido según las circunstancias.
Pero la abrumadora mayoría de los partidarios del aborto libre –y de mujeres que lo contemplan como posibilidad– necesitan negar la humanidad de quien se proponen matar para hacerlo.
Para tal negación se cita frecuentemente a Richard McCormick con el artificioso concepto de “pre-embrión” Dice que “en estado de zigoto el individuo genético no es todavía evolutivamente una fuente de un solo individuo. Sostiene que las células que originarán al adulto y las que serán descartadas en el nacimiento –placenta, cordón umbilical– no se habría separado por lo que el blastocito carecería de individualidad evolutiva.
Y que el “pre-embrión” podría dividirse y dar lugar a más de un individuo. Que un embrión puede originar más de un ser humano no es novedad. Tampoco que al día 14 le han asignando: Cresta neuronal. Implantación en el útero. Fin de la división potencial. Todo para negar la humanidad del ser humano en su etapa inicial. Aunque no sea al día 14 que limiten el aborto legalizado.
La activista feminista Wendy McElroy sostiene que “Mientras el feto esté físicamente dentro del cuerpo de la mujer, alimentado por lo que ella come, sustentado por el aire que ella respira, dependiente de su sistema circulatorio y respiratorio (…) es parte del cuerpo de la mujer y está sujeto a su discreción”.
No es cierto que una natural “parte del cuerpo” del ser humano pueda tener su propio código genético completo y distinto de el del cuerpo del sería “una parte”. Quien no ha nacido depende de su madre para subsistir. Dependerá el recién nacido. Y seguirá dependiendo completamente de otros para vivir por años. Son hechos biológicos. Durante los primeros meses de su existencia el ser humano depende para vivir de su madre. Durante los primeros años de su vida depende completamente de sus padres. O de otros. Eso no hace al dependiente parte del que lo alimenta.
Además, embriones pueden resultar de la fecundación en laboratorio. Y no porque pudieran eventualmente implantarse y desarrollarse en el útero de una mujer distinta a la originó el ovulo fecundado en laboratorio. O porque llegase a crearse un útero artificial viable algún día. Sino porque al no haber sido fecundado dentro de su madre no sería dependiente de ella hasta que fuera implantado. ¿Serían acaso seres humanos vivos en la primera etapa de su desarrollo e independientes del cuerpo de su madre esos embriones fecundados en laboratorio, pero se transformarían en no-humanos y/o “parte del cuerpo” de sus madres al ser implantados?
La vida humana se inicia cuando un zigoto es creado a partir de la unión entre un espermatozoide y un óvulo. Desde ese momento, cada nuevo ser humano estará genéticamente definido. Y tendrá capacidad de auto-desarrollo. En sus primeras etapas el humano es un organismo autónomo pero dependiente de la madre.
Sea que complete o no todas y cada una de las etapas de su ontogénesis, del el cigoto a la senescencia, cada ser humano vivo es justamente eso, en todas y cada una de ellas.
Otra línea de argumentación abortista pretende deducir de la ontogénesis no un inició de la vida diferente al de la propia ontogénesis. Sino un período en que el ser humano vivo no fuera biológicamente “persona”. El abortismo carece de consenso tanto para un inicio del ser vivo como para el comienzo biológico de la persona.
Unos se inclinan por las primeras ondas cerebrales. Otros por uno u otro grado de desarrollo del cerebro. Lo coherente sería fijarlo en el grado de autoconsciencia del individuo capaz de razonar como sujeto de derecho. Pero la sicología evolutiva nos indicará que eso no ocurre en el útero, ni en el nacimiento, sino mucho después del nacimiento.
Todavía no plantean nuestros abortistas el derecho al “aborto post-parto” por la no-humanidad del bebe. Aunque el infanticidio fue antigua práctica, a mismos fines y con indistinguibles justificaciones del aborto hoy. Inducir un aborto intencionalmente es matar un ser humano intencionalmente. E
so es un hecho. Nos guste o no. Como lo es que matar –culpables o inocentes– será o no será legal para diversas circunstancias, según diferentes usos y costumbres institucionalizadas. Lo que veremos con la segunda y última entrega de ésta serie. La próxima semana.