¡México despertó! A todo pulmón se escuchó en las manifestaciones que llenaron las calles del Distrito Federal hasta colmar las inmediaciones del Ángel de la Independencia de la capital, en rechazo a la pretensión de reforma electoral que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con esta implementación se busca crear un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) para sustituir al Instituto Nacional Electoral (INE), órgano autónomo a cargo de los comicios en el país.
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La iniciativa agitó a la ciudadanía. Los mexicanos están en contra de la eliminación de los 32 institutos electorales locales, creados en 2014 para organizar los comicios estatales, para convertir al nuevo ente en la única autoridad para organizar todas las elecciones, tanto federales como locales.
La alerta emitida por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) por la concentración máxima de ozono no detuvo a las manifestaciones en México que se extendieron en 15 ciudades, entre ellas, localidades de Estado de México, así como en Veracruz, Chihuahua, Nuevo León, Yucatán, Monterrey, Cancún y Sinaloa. “Estamos aquí defendiendo nuestros derechos”, destacó José Woldenberg, exconsejero del extinto Instituto Federal Electoral (IFE).
Una tendencia imparable
Con esta manifestaciones en México, la nación no sólo levantan su voz en contra de las disposiciones de AMLO, sino además engrosan la ola de protestas en contra de los abusos que también impulsan jornadas en Perú, Colombia y Bolivia, tres naciones bajo el dominio de la izquierda.
Gustavo Petro ya tuvo con en menos de tres meses en el poder a una marea de colombianos en las calles por su reforma fiscal. Vestidos de blanco y llevando a cuestas su bandera, las comunidades de Bogotá, Cali, Barranquilla, Medellín, Bucaramanga, Apartadó, Cúcuta, Manizales, Pereira y Armenia levantaron su voz en contra del proyecto que pretenden gravar con más impuestos a los sectores productivos para financiar sus programas sociales.
Luis Arce en Bolivia es el jefe de Estado de la región que protagoniza la mayor tensión ciudadana activa desde hace 24 días. Esto se debe a que anunció la postergación del censo de 2023, a través del cual se condicionan y definen las partidas y aportes presupuestarios del gobierno central hacia las regiones del país para el próximo año.
Desde el Consejo Nacional en Defensa de la Democracia (Conade), los comités cívicos, las plataformas ciudadanas, la Confederación Sindical de Choferes de Bolivia, Cámara de Transporte Pesado Internacional, Sistema Universitario Nacional y el Colegio de Médicos respaldan los paros, huelgas de hambre y bloqueo de carreteras.
Los peruanos son otros claros en sus exigencias pública. Apostados en Lima y al interior del país piden la renuncia del presidente, Pedro Castillo, quien está sumido en investigaciones por corrupción y tráfico de influencias.
Ahora, las manifestaciones en México, incluso, aquellas fuera del país, como las reportadas en los consulados y embajadas —por el mismo motivo— demuestran que los izquierdistas pierden cada vez más la posibilidad de actuar o decidir dejando a un lado a la ciudadanía.
Desestimar su opinión detonará la conflictividad. Inundarán las calles, gritarán. Se harán sentir. No importa la aprobación o simpatía por el mandatario, las protestas estallarán. El panorama de AMLO es una muestra. La población rechaza su iniciativa electoral y promete seguir demandando que el “INE no se toca”.