Rumbo a los dos meses de la invasión de Vladímir Putin contra Ucrania que se cumplirán este 24 de abril, y ante el fracaso de la arremetida militar, el mandatario ruso podría enfilar los ataques a una base de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en un intento por estrangular el envío de armas a Kiev.
La tesis es del exjefe de Seguridad Nacional de Reino Unido, Lord Ricketts, quien asegura que las fuerzas de Putin están “cada vez más desesperadas por sofocar el flujo de armas”. Los ataques estarían dirigidos a los convoyes o aviones que se envían con misiles a la nación invadida desde el oeste para así perjudicar a una “base de la OTAN, donde se estaban preparando las armas para Ucrania. Y eso ciertamente pondrá a los países de la OTAN ante un verdadero dilema”. No hay duda. Si esto ocurre, se desatará una crisis en Europa.
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Suecia y Finlandia bajo intimidación
La preocupación por las intenciones de Rusia es mayor en las naciones orientales de la OTAN, entre ellas Polonia, Eslovenia y la República Checa. Los tres países corren el riesgo de ser los siguientes en la lista, si el expansionismo ruso continúa, como estiman algunos analistas.
Putin amenaza directamente a los Estados bálticos. Afirma que “no se hablará más de un Báltico libre de armas nucleares” si Suecia y Finlandia se unen a la OTAN, naciones que están revisando sus acuerdos de seguridad tras la invasión a Ucrania.
Las primeras ministras de Suecia y Finlandia, Eva Magdalena Andersson y Sanna Marin, respectivamente, hicieron públicas sus intenciones, a pesar de que Finlandia tiene una frontera de 810 millas con Rusia, país del que se independizó en 1917 después de librar dos conflictos bélicos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando perdió parte del territorio ante Moscú. Mientras, Suecia no ha librado una guerra en 200 años.
La intimidación de Putin es real. El ministro de Defensa de Lituania, Arvydas Anusauskas, sostiene que Rusia ya tiene armas nucleares en la región del Báltico. Un solo disparo a través de una frontera, tranquila pero tensa, podría iniciar un enfrentamiento rápidamente, advierte Kenton Blanco, profesor de estudios estratégicos y relaciones internacionales de la Universidad de Reading en The Conversation.
Por su parte, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió este domingo acelerar la entrega de armas a Kiev “porque solo así podrá sobrevivir Ucrania en su lucha defensiva contra Rusia”.
El principio de “defensa colectiva” de la OTAN
No habría vuelta atrás. La pertenencia a la OTAN permite a los firmantes invocar el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte para solicitar el apoyo de los demás miembros de la alianza. Este artículo solo se ha utilizado una vez en la historia de la OTAN, por parte de Estados Unidos, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington DC. Pero, el artículo 5 no garantiza que todos los demás Estados de la OTAN tengan que enviar sus fuerzas armadas para repeler un ataque, sino que la acción militar es una de las posibles opciones del principio de “defensa colectiva”.
El secretario de Sanidad de Reino Unido, Sajid Javid, no lo descarta. En una entrevista en la LBC aseguró que “si una sola puntera rusa entra en territorio de la OTAN habrá guerra con la OTAN”.
En esos términos, la disuasión –ya sea convencional o nuclear– requiere un cálculo racional por ambas partes. Sin embargo, la racionalidad de Putin escasea. Hasta ahora no se ha dejado disuadir por la OTAN. Al contrario, ha amenazado a la Alianza con “consecuencias nunca vistas en la historia”.
Mientras tanto, cualquier concesión que Rusia obtenga en las conversaciones de paz, probablemente conducirá a más demandas. Esto preocupa especialmente a los miembros de la OTAN más orientales .
Lo que no está claro es si los miembros de la OTAN más alejados del conflicto ven la amenaza de la misma manera. La unidad de acción es vital para la OTAN, sobre todo porque a medida que la actividad militar rusa se acerca a la frontera ucraniana con la OTAN, crece la posibilidad de un enfrentamiento directo entre Rusia y la Alianza si se produce el ataque a alguna de sus bases.
Cerca de la línea roja
A principio de marzo, aviones rusos dispararon cohetes contra el Centro Internacional para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad de Yavoriv, a 20 kilómetros de la frontera de Ucrania con Polonia, país miembro de la OTAN.
Desde entonces, la posibilidad de que una unidad del ejército ruso o del bielorruso –aliado de Putin– traspase esta frontera también es alta, incluso hasta por error, como le sucedió a la India, cuando lanzó accidentalmente un misil hacia Pakistán días atrás. Ambas naciones cuentan con armamento nuclear y viven en tensión. La posibilidad de represalias por parte de Pakistán era considerable pero sin un conflicto abierto la situación no escaló.
Ahora, si se hubiera producido un hecho de este tipo entre Polonia y las fuerzas rusas en Ucrania es poco probable que el gobierno polaco hubiera considerado un error el lanzamiento del misil.
La amenaza nuclear es “muy real”
El “desespero” de Putin levanta más sospechas. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, asegura que el uso del arsenal nuclear ruso en contra de la nación invadida es una “amenaza muy real” en la medida que aumentan las derrotas militares para el Kremlin. Su hipótesis coincide con la William Burns, director de la Inteligencia estadounidense (CIA), quien no descarta que esto ocurra.
“Ninguno de nosotros puede tomar a la ligera la amenaza que supone un posible recurso a las armas nucleares tácticas o de bajo rendimiento. No hay que bajar la guardia”, alertó Zelenski.
No puede hacerlo cuando Moscú cuenta con el mayor arsenal nuclear del mundo, con unas 6257 cabezas nucleares, de las cuelas unas 2000 son de corto alcance, las cuales se conocen como armas nucleares “tácticas” por ser mucho más pequeñas, diseñadas para utilizarse contra tropas, instalaciones militares y búnkeres.