José Luis Rodríguez Zapatero pone sus ojos en Colombia. El precandidato a la presidencia por la extrema izquierda, Gustavo Petro, es el nuevo ungido del expresidente del Gobierno español. Asegurando que busca “contribuir con el resurgimiento que Latinoamérica está esperando”, el principal mediador del chavismo para ayudar a sostener la dictadura con diálogos infructuosos coronó en Madrid a Petro como el candidato que “encarna un cambio histórico”.
El apoyo de Zapatero al exguerrillero del M-19 es sin disimulo. Dice que representa “otra forma de entender la política, la convivencia, el desarrollo, la justicia social”. Confía en que se ocupará de “los olvidados, los que tienen un trabajo informal, las mujeres que sufren violencia de género, los trabajadores a los que no se les atiende suficientemente, los que aspiran una pensión digna, pública, aquellos que sabe que su única manera de obtener salud y sanidad es a través de un Estado serio”.
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En definitiva, el político español catalogado como uno de los principales aliados internacionales de Nicolás Maduro, tilda a quien en su momento se conoció como alias Aureliano, como el humano que “alcanzará de manera definitiva la paz y la eliminación de la violencia” y además logrará reducir y acorralar al narcotráfico. Todo esto obviando que el grupo terrorista al que perteneció estuvo involucrado junto con el Cartel de Medellín en la toma del Palacio de Justicia hace 36 años que dejó cerca de un centenar de muertos, entre ellos once magistrados.
Admirados colombianos,
Aquí tienen al principal portavoz y agente internacional del narcodictador @NicolasMaduro promoviendo la candidatura de @petrogustavo a la presidencia de su país.
Ya saben lo que no tienen que hacer.
Con toda cordialidad,
Cayetana pic.twitter.com/jhyGx1ZnM0— Cayetana Alvarez de Toledo (@cayetanaAT) February 6, 2022
El puente con Miraflores
Zapatero, señalado por concederle el beneficio de la duda una y otra vez al chavismo y legitimar en el pasado las elecciones ganadas con ventajismo autoritario por el régimen de Nicolás Maduro, apuesta por la opción de Gustavo Petro no solo por las coincidencias ideológicas. También le beneficia el hecho de que el candidato izquierdista prometa restablecer las relaciones diplomáticas y consulares con Venezuela si gana los comicios presidenciales de 2022.
Eso no es poco para quien desde 2015 aboga por un «diálogo» en Venezuela, alegando que «cualquier otra alternativa no va a prosperar». El resultado de dichas negociaciones ha estado a la vista: una dictadura aferrada al poder con el aval de Zapatero.
Pero esta consigna, su historial de 40 aterrizajes en Caracas y sus siete años de determinación diplomática son “inversamente proporcionales a sus logros”, porque hasta la fecha no está ni cerca de frenar la deriva autoritaria del régimen. “Llegó el momento de agradecerle los servicios prestados y pedirle que dé un paso a un lado”, expresó el periodista y escritor David Jiménez en artículo de opinión publicado en el New York Times.
Sin embargo, Zapatero no parece tener la intención de salir del radar geopolítico latinoamericano, especialmente cuando respalda abiertamente a Petro, quien atribuye el éxodo masivo de venezolanos hacía el país cafetero a la “caída de los precios del petróleo” y no a la miseria en la que hundió el socialismo a la otrora potencia petrolera.
Tienen coincidencias. Son públicas. Por eso, el aspirante a la candidatura del Pacto Histórico celebra que él esté en su acera, y así “compartir con un político valiente que con formas exquisitas promovió la igualdad entre hombres y mujeres, en todos los ámbitos de la sociedad española, y sin focos ni ruidos, con profundos valores democráticos”. Con estas palabras Petro le devolvió los elogios a Zapatero.
“¿Dejaremos que meta sus garras en Colombia?”, se pregunta la senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, al recordar que Zapatero es “admirador de Castro y uno de los responsables de la hambruna y desolación de los venezolanos”.
La evidencia no miente. Petro se reúne con Rodríguez Zapatero, admirador de Castro y uno de los responsables de la hambruna y la desolación de los venezolanos. Un individuo así es capaz de destruir un país y condenarlo a la esclavitud.
¿Dejaremos que meta sus garras en Colombia? https://t.co/7A4PzBYKwN— María Fernanda Cabal (@MariaFdaCabal) February 7, 2022
Un gestor empresarial
La conveniencia ideológica se impone. Más cuando el expresidente del gobierno español no solo hace labores de mediación política en Venezuela, sino también empresarial. El Mundo reveló sus gestiones a favor de Globalia, el líder turístico español propietario de Air Europa y Halcón Viajes, para que cobre los 200 millones de dólares (176 millones de euros) de deuda que arrastra en Venezuela.
Según el medio, Nicolás Maduro recibió al presidente de Globalia, Juan José Hidalgo, para pactar la liquidación del compromiso con una alianza estratégica con la empresa española.
El exvicepresidente económico y expresidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Rafael Ramírez, le atribuía la presentación de Inversiones Petroleras Iberoamericanas en Miraflores, la empresa del expresidente de Repsol, Alfonso Cortina, que intentó hacerse con un proyecto petrolífero en uno de los bloques del Orinoco.
Zapatero lo niega. Sin embargo, Raúl Morodo, el exembajador español en Venezuela durante el primer año de mandato del socialista, está envuelto en una trama de corrupción de lavado de dinero a través de la estatal petrolera por supuestas asesorías.
Los pagos recibidos por la familia Morodo a través de PDVSA incluyen también desvíos de dinero a otros dos ciudadanos venezolanos que se instalaron en España.
La información surgió luego de que el juez Santiago Pedraz, quien investiga el presunto saqueo por parte de la familia Morodo de 5,4 millones de dólares a PDVSA, enviara una rogatoria a Suiza, Panamá y Portugal, requiriendo información sobre si Raúl Morodo, su hijo Alejo, y las esposas de ambos, entre otros implicados, disponen de cuentas en esos países.