EnglishMe paré en el barro, al final de lo que era el embalse Carraízo. Era mi primer conferencia de prensa como reportero para la estación radial WOSO en San Juan. El año era 1994, y mi esposa y yo estabamos celebrando la reciente llegada de nuestro primer hijo juntos, e intentando descifrar como cuidar a un bebé sin agua durante 24 horas, día por medio.
Esta fue mi primera experiencia de racionamiento de agua en Puerto Rico. Desde ese momento, parecía que todo el tiempo había racionamiento por algún motivo, debido a misteriosos acueductos averiados, ubicados en un campo, en algún lugar de difícil acceso. Al menos esa era la explicación que recibíamos cada fin de semana, casi todos los fines de semanas durante dos años, mientras vivía en Fajardo a comienzos de siglo.
En la conferencia de prensa de 1994, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Puerto Rico (Aaapr, dirigada por Emilio Colón), anunció un proyecto para dragar el lago Carraízo sin interferir en su operación. Era una operación pionera: cortar el canal entre el lago superior y el lago inferior, permitiendo que un mayor caudal de agua ingrese a la planta de tratamiento y así restaurar los niveles adecuados de agua. El dragado regular hubiese ayudado a mantener los lagos, los cuales estaban llenos de sedimentos pesados de las frecuentes lluvias tropicales.
Bajo la administración de Colón y con el apoyo del entonces gobernador Pedro Rosselló, la Aaapr se embarcó en un ambicioso plan para hacer las cosas bien. Admitieron que la pobre planificación llevó a la existencia de tuberías que se cruzaban entre si y acueductos que nadie conocía, sin mencionar los antiguos caños que habían sido olvidados hacía mucho tiempo.
La agencia estaba abierta al hecho de que alrededor del 10% del suministro se perdía por filtraciones, y probablemente otro 10% era robado. La gente sencillamente se aprovechaba de las líneas de agua sin permiso para obtener agua gratis para sus casas.
Esto es lo que ocurre cuando los Gobiernos se concentran en mantener contenta a la gente hoy para obtener votos en la próxima elección
Otro de los planes principales era unir todo el sistema de abastecimiento de agua de la isla, entonces en caso de escasez de agua el suministro hubiese podido ser desviado desde otra zona . Esto llevaría a la construcción del no-tan-súper “súper acueducto“, pese a los ruidosas protestas por integrantes de casi todos los movimientos políticos.
Como es la lamentable tradición en la política de Puerto Rico, tan pronto como Rosselló dejó su cargo, la siguiente administración, la de la gobernadora Sila María Calderón, detuvo todas las obras ese trabajo. No más dragado regular de los lagos, no más proyectos de interconexión, y ¿a quién le importa la gente que roba agua? El agua es un derecho, ¿no?
Avancemos hacia 2015 y adivinen qué esta ocurriendo una vez más en Puerto Rico. Acertaron, racionamiento de agua. El actual Gobierno culpa a la falta de lluvias por esta situación. Pero aquellos que hemos estado ya un tiempo en la isla sabemos que la historia es diferente. Es la grosera mala administración de los recursos de Puerto Rico que golpea de nuevo.
Esto es lo que ocurre cuando los Gobiernos se concentran en mantener contenta a la gente hoy para obtener votos en la próxima elección. Los verdaderos problemas están siempre fuera del radar público hasta que algo sale mal. Los potenciales peligros son ignorados mientras intentan cumplir las promesas que hacen a los abusivos y ambiciosos sindicatos del sector público, escondiendo déficit presupuestarios, pidiendo más dinero prestado del que razonablemente puedan devolver.
Si hoy vive en San Juan y no tiene agua —aunque este pagando bastante más de lo que lo hacía en 1994—, no culpe al clima; culpe al Gobierno y a la política de siempre de Puerto Rico.