
English Estudiantes defensores de la educación gratuita realizaron una protesta masiva en Londres el pasado 19 de noviembre para reclamar educación universitaria gratuita para todos. En otras palabras, el pobre pueblo oprimido del Reino Unido quiere que a los ricos se les cobren impuestos (porque los ricos no pagan impuestos, ¿no?) con el fin de que otros vayan a la universidad y obtengan un título de forma gratuita.
Toda esta idea es tentadora. Suena bien, se siente bien. Varios países ya subsidian la educación universal, desde la escuela primaria hasta la universidad, incluyendo Noruega, Alemania y Suecia. En América Latina, la educación es gratuita, o parcialmente gratuita, en Argentina y Brasil, entre otros lugares.
En Cuba, las universidades eran gratuitas hasta hace unos años, cuando la realidad finalmente golpeó el paraíso de los trabajadores de la isla. Aún así, países latinoamericanos como Chile están tratando de avanzar en esta dirección.
Sin embargo, el fundamento detrás de esta cuestión puede ser visto en los letreros que sostenía un manifestante durante la protesta del 19 de noviembre como se puede ver en la imagen: “comunismo”. Otros lo llaman socialismo ¿pero hay realmente alguna diferencia?
El experimento europeo con su “socialismo light” ha llevado a muchos países a la bancarrota, o muy cerca de la insolvencia. Basta con mirar a Grecia y a España. El socialismo europeo habitualmente no viene acompañado de las dictaduras autoritarias características del comunismo, pero frecuentemente las numerosas y complejas leyes tienen un efecto similar.
No obstante, los partidos progresistas de los trabajadores y defensores de la educación gratuita están liderados y organizados por socialistas y comunistas. Por lo menos ahora son más abiertos sobre su verdadera identidad. Esto no quiere decir que cada persona que apoya la educación gratuita se convierte automáticamente en un comunista, pero deberían, al menos, comprender con quién están colaborando y qué están apoyando.
Es parte de la naturaleza humana no valorar aquellas cosas que fueron obtenidas sin haberlas ganado. En cuanto a la educación gratuita, al igual que los servicios de salud gratuitos o cualquier otra cosa gratuita, es solo cuestión de tiempo para que esos programas educativos pierdan todo su valor en el mundo real. Los costos, o se dispararán —porque nunca se puede gravar demasiado a los malvados ricos—, o la calidad se desmoronará, o ambos.
En el oneroso sistema universitario occidental de la actualidad, muchas personas optan directamente por no asistir a la universidad.
Aunque el sistema de préstamos estudiantiles necesita reparación, y existen dudas razonables sobre la calidad y el alto costo de la educación universitaria en occidente, transformar al sistema en gratuito para todos no resolverá ninguno de los problemas del planeta. Si así fuera, Cuba sería verdaderamente un paraíso —y no lo es.
Entonces, tenga cuidado con lo que desea, y tenga cuidado con lo que pide que paguen los demás; el precio real podría ser mucho más alto que un puñado de miles de dólares en matrículas y préstamos.