Elon Musk ofreció comprar a Twitter por 43.000 millones de dólares, provocando reacciones extremas de algunos. Jeff Jarvis, profesor de periodismo de la City University de Nueva York, comparó la oferta con el ascenso de los nazis.
Today on Twitter feels like the last evening in a Berlin nightclub at the twilight of Weimar Germany.
— Jeff Jarvis (@jeffjarvis) April 14, 2022
Jarvis no es más que una de las voces de un creciente coro de lamentaciones e indignación ante la perspectiva de que Twitter sea transformada por Musk. El multimillonario de la tecnología ha criticado a Twitter por su censura y ha expresado su intención de restaurarlo como una “plaza pública” para el debate abierto. La idea es mortificante para algunos. Pero, ¿por qué?
La respuesta puede encontrarse en una variante reciente del meme del PNJ en la que el PNJ (basado en los “personajes no jugadores” preprogramados de los videojuegos) señala irreflexivamente su apoyo a “lo actual“.
I support the current thing. pic.twitter.com/e3WIeV6FHp
— Marc Andreessen (@pmarca) March 16, 2022
“Lo actual” es la preocupación obligatoria de la “gente decente” en cualquier momento, transmitida por el gobierno y el establishment corporativo (especialmente su ala mediática). Todo el mundo está obligado a expresar públicamente sólo la perspectiva ortodoxa sobre “lo actual”.
“Lo actual” es siempre una crisis: un momento desesperado que exige medidas desesperadas, hasta la censura. La conformidad con la ortodoxia de lo actual es obligatoria, y la herejía (es decir, la “desinformación” de COVID o Ucrania) no puede ser tolerada.
Como escribió Glenn Greenwald en Substack:
“…una serie de crisis ostensibles -el Rusiagate, el motín del 1/6, la pandemia de COVID y ahora esta guerra- han convencido, en rápida sucesión, no sólo a los liberales, sino a un número cada vez mayor de occidentales de muchos campos ideológicos, no sólo de tolerar sino de anhelar la censura estatal/corporativa”.
Por eso algunos están tan horrorizados ante la perspectiva de que Musk convierta Twitter en un refugio para la disidencia. Una gran plaza pública vibrante en Internet supondría una amenaza existencial para su preciada monocultura de la cosa actual.
Las inquietudes públicas son una parte natural de la cultura. Pero una cultura se vuelve tiránica cuando no admite la disidencia en esos temas y cuando esas tendencias, en lugar de surgir orgánicamente de la gente, son dirigidas e impuestas por el gobierno y una élite corrompida por el gobierno.
Independientemente de cómo se desarrolle la apuesta de Musk y de si es fiel a sus intenciones, su valiente postura contra los inquisidores de la corriente debería ser un modelo para todos nosotros.
Este artículo fue adaptado de una edición del boletín electrónico FEE Daily, luego publicada en FEE.org
Dan Sanchez es el Director de Contenido de la Fundación para la Educación Económica (FEE) y el editor en jefe de FEE.org.