Han pasado varios días desde las polémicas posturas de Abrams y Story con respecto al uso legítimo de la fuerza y la posibilidad de que se implemente una Operación de Paz y Estabilización, léase una coalición militar internacional. La conclusión es simple: la postura política de EEUU en Venezuela es una incoherencia total, sobre todo en la parte comunicacional. Muy diferente a la exitosa e histórica postura en Medio Oriente, por solo poner un ejemplo.
La polémica no inició, pero sí se intensificó con Elliott Abrams, que volvió a cargar contra la implementación de la fuerza para deponer a Maduro, específicamente contra la propuesta de María Corina Machado, adjudicándole el timo de «realismo mágico». Esto no es bueno para el país, que el enviado especial para Venezuela diga esto puede implicar dos cosas: I. Estados Unidos no contempla usar la fuerza para salir de Maduro, o II. Los asesores del presidente Donald Trump no están teniendo una buena lectura de la situación país. Cualquiera de las dos es lamentable en términos políticos y comunicacionales.
Para analizar esta situación donde los principales afectados son los venezolanos, hay que hacer memoria sobre algunas declaraciones de Abrams, que son lo más parecido a una montaña rusa en materia de política exterior:
Primero en abril del 2019, aún el interinato encabezado por Juan Guaidó tenía algo de fuerza, no tanta como en un inicio, pero sí mantenía cierto impulso. En ese entonces, Abrams cometió un atropello retórico de proporciones épicas: «No creo que Europa, América Latina, Canadá y Estados Unidos estemos pensando, en este momento, en una reacción militar», dijo el envoy; sí, el mismo que diseñó la invasión a Panamá. En aquel entonces las palabras de Abrams cayeron como un yunque, pues parecía que Estados Unidos reculaba con las amenazas al régimen.
Pero luego de eso, tras varias críticas hacia esta declaración del enviado especial, EEUU volvió a ejercer una línea discursiva más fuerte. En diciembre del 2019, el mismo Abrams alegó que la «la intervención militar nunca será descartada».
Ahí es dónde nace la pregunta: ¿qué cambió? Maduro sigue Miraflores, Estados Unidos le puso precio a su cabeza, de hecho, cosa que aún pasaba en el 2019, ¿por qué ahora a una propuesta de Paz y Estabalización mediante el uso legítimo de la fuerza se le llama «realismo mágico»? Son dudas que la administración Trump deberá responder, porque el cambio de opiniones cada seis meses dejan mal posicionada a la estrategia implementada.
Aquí un video del año pasado cuando Elliott Abrams andaba, según sus propios términos, en plan de realismo mágico: «la intervención militar nunca será descartada». pic.twitter.com/d3udi6Auif
— Rodrigo Blanco Calderón (@atajoslargos) September 1, 2020
Machado, la señalada
Volviendo a aquella —ya lejana— declaración de Abrams deslegitimando el uso de la fuerza en abril del año pasado, hay otro punto en común con la actual declaración: el cuestionamiento a la líder de Vente Venezuela, María Corina Machado.
La venezolana encabezaba, el año pasado, una campaña para la activación del artículo 187, numeral 11. No solo ella, de hecho, mucha gente estaba de acuerdo con ella, pero la cara visible de esa campaña postraba miradas en Machado. Ahora, la situación y el contexto es diferente, por eso la crítica es más dura. Días atrás, María Corina tuvo una reunión con el presidente (e), Juan Guaidó, para escuchar «la nueva propuesta» del interinato. La líder de Vente Venezuela rechazó lo presentado por Guaidó porque, según ella, el país no está para nuevas consultas. Machado señaló en su pronunciamiento que los venezolanos ya han sido consultados en diversas ocasiones. ¿Por qué de nuevo?
María Corina posteó en sus redes un vídeo contundente, pero una carta aún más dura, fue un anuncio que no dejó indiferente a nadie. Las redes se llenaron de debates y discusiones, muchísimos apoyos a Machado, pero también hubo respuestas oficiales, algo que se podía prever.
La jugada de la líder de Vente Venezuela la dejó bien parada sin dudas, incluso su propuesta «Operación de Paz y Estabilización» había ganado argumentos. Pero ocurrió lo impensado, un nuevo cambio de retórica de Abrams, pues la OPE —la operación que promueve Corina— es lo más similar dentro del liderazgo nacional a la narrativa de la administración Trump. ¿Quién iba a pensar que el enviado especial para Venezuela la iba a calificar de «realismo mágico»? Yendo en contra de los quotes de Trump. Pero sobre todo, guardando el revolver con el que EEUU había apuntado a la tiranía chavista.
Los quotes de Trump y su administración
Si alguien ha tenido una línea discursiva dura y contundente con respecto al caso Venezuela, ese ha sido Trump. El presidente estadounidense nunca ha desestimado ninguna incursión militar o fuerza de coalición para resolver el conflicto venezolano, de hecho, bajo su administración, se han llevado a cabo las sanciones más duras y las medidas más decididas; como la operación antinarcóticos más grande la historia del caribe.
Durante el mes de julio, por ejemplo, el presidente Trump se acercó hasta la sede del Comando Sur y dejó frases como: «Esta administración está comprometida a desmantelar los cárteles que han sido responsables de miles de muertes».
Si uno busca brevemente quién está al mando del Comando Sur, enseguida se topará con el nombre de Craig Faller, almirante estadounidense. ¿En qué términos habla Faller cuando se refiere a Venezuela? Aquí algunos: «Venezuela se ha convertido en el “paraíso para el narcotráfico”», «La droga traficada desde Venezuela ha aumentado significativamente en los últimos años y sabemos que Maduro se beneficia de eso», «Maduro y sus secuaces han sido procesados por narcotráfico, eso los convierte en un objetivo de nuestras operaciones, como cualquier otra banda», son algunas de las frases célebres de Faller, el almirante no es alguien de eufemismos.
Que Trump haya ido al Comando Sur a decir que «están comprometidos a desmantelar cárteles», que Faller no titubee para señalar a Maduro con el dedo y que los cabecillas del Cartel de los Soles estén acusados formalmente por narcotráfico parecía motivo suficiente para creer que EEUU sí estaba dispuesto a utilizar la fuerza. Pero Abrams dice que no, que eso es absurdo.
Siguiendo con los facts en torno a la opción militar que involucren en retórica a Trump, hay dos frases que vale la pena recordar. Una fue en el marco de la fallida operación Gedeón, en mayo, donde el republicano espetó: «Si alguna vez hiciéramos algo con Venezuela no sería de esa forma. Sería ligeramente diferente. Se llamaría ‘invasión’», luego subrayó: «Si quisiera entrar en Venezuela no lo mantendría en secreto, y no mandaría a un grupo pequeño, hablaríamos de un Ejército».
Para sortear la excusa de que Trump dijo esto circunstancialemente ante las acusaciones de que EEUU organizó la fracasada Gedeón, hay que irse un par de meses después, cuando el presidente señaló que algo pasaría con Venezuela y Estados Unidos estaría involucrado: «¿Guaidó, Maduro o una intervención estadounidense?», preguntó Telemundo a Trump, el mandatario replicó «libertad, libertad para su gente», señalando que: «Venezuela era un país rico hace 15 años atrás, y ha sido destruido por dos personas, pero por un sistema, un sistema horrible, llámalo como quieras, pero es un sistema horrible, y algo va a pasar con Venezuela, es todo lo que puedo decirle». No es este, acaso, ¿un mensaje diametralmente opuesto al «realismo mágico» de Abrams?
Así que, claramente, hay conflictos de retórica dentro de la administración americana… al menos en el caso Venezuela. Quizás sea algo circunstancial, capaz la campaña presidencial y las elecciones que se aproximan tienen algo que ver, pero no queda duda: Abrams puede representar a EEUU, pero en absoluto parece estar en sintonía con la retórica manejada. ¿Por qué? Es la pregunta.
No hay que olvidar el caso de Bolton y las revelaciones de su libro: «Trump dijo que sería ‘cool’ invadir Venezuela», pero Bolton lo disuadió. No habría que sorprenderse si la postura de uno de los asesores o de los que rodean a Donald Trump en el caso Venezuela terminan yendo en contra de lo que le conviene al país y al propio Estados Unidos. Para muestra un botón: las penosas declaraciones James Story, «Hay quienes solo piensan en el momento mágico de una intervención militar y no sé qué, y esto es muy dañino…. lanzan bombas desde el banquillo o al margen de las cosas, con sus ideas fantásticas».
Story, al igual que Abrams, ejercieron como voces oficiales de la administración Trump y descargaron el fusil que representaba la única amenaza creíble que atemorizaba en verdad al régimen. Y a Maduro. Craso error, en especial, si horas después vuelves a tomar el discurso del «ingenuo plan» que todas las opciones están sobre la mesa. Coherencia señores, coherencia.
Quizás, como lo dijo Alberto Ray, los que están equivocados no son en los que piensan en el uso de la fuerza como la única opción de sacar a Maduro de Miraflores, sino más bien aquellos que lo ven como una fantasía. Siendo que en el mundo, actualmente, se desarrollan 14 operaciones similares a la que presentó María Corina con la OPE.
Curioso que algunos funcionarios de USA consideren realismo mágico una operación de paz, cuando en este preciso momento en el mundo hay 14 en pleno desarrollo. Están allí por el deterioro de las condiciones internas de esos países, y no por voluntad de un enviado especial. ?
— Alberto Ray (@seguritips) September 1, 2020
Abrams, Story, me nace preguntarles, más allá de la Operación de Paz y Estabilización y el tema del «realismo mágico», ¿ustedes no creen que el país necesita una fuerza externa para sacar a Maduro de Miraflores?, ¿no creen que un cambio de retórica o estos errores comunicacionales solo le dan fuerza a la tiranía sanguinaria?
Al final, la duda es: ¿Será que se vendrá un cambio de retórico americana o es circunstancial todo esto? Todo parece indicar que es algo momentáneo y puntual, quizás un favor político para apoyar al interinato que es, al fin y al cabo, su aliado; pero solo el tiempo revelerá esto. Mientras tanto, los venezolanos tienen la obligación de insistir en que la fuerza es la vía para deponer a un conglomerado criminal.
El que se ríe de todo esto es el tirano y sus lacayos, que se mantienen tranquilos y seguros mientras continúan asesinando al país.