Naciones Unidas, 25 oct (EFE).- Estados Unidos está impulsando una serie de enmiendas críticas con la situación de las libertades y los derechos humanos en Cuba para que sean incluidas en la resolución contra el embargo sobre la isla que votará la próxima semana la Asamblea General de la ONU.
Las ocho enmiendas, a las que ha tenido acceso Efe, expresan entre otras cosas preocupación por la falta de “libertad de expresión”, la “ausencia de independencia judicial” o los “arrestos y detenciones arbitrarias”.
Este miércoles, el Gobierno cubano denunció que Washington estaba usando una “maniobra diplomática” para tratar de restar apoyos a su resolución contra el embargo.
A propuesta de Cuba, la Asamblea General de la ONU lleva desde 1992 exigiendo cada año el fin de esa medida estadounidense, siempre con un respaldo abrumador de los Estados miembros.
El año pasado, por ejemplo, todos los países apoyaron el documento, con las únicas excepciones de Estados Unidos e Israel.
Entre las enmiendas planteadas por EE.UU., figura una que “llama a Cuba a otorgar plenamente a sus ciudadanos derechos y libertades civiles, políticos y económicos internacionalmente reconocidos, incluyendo la libertad de reunión, la libertad de expresión y el libre acceso a información”.
Otra “urge a Cuba a terminar con restricciones generalizadas y graves” en esos ámbitos y a acabar con “el acoso, la intimidación y la persecución de oponentes políticos, defensores de los derechos humanos, activistas de los derechos de las mujeres y las minorías, líderes sindicales, activistas de los derechos humanos, periodistas, blogueros, usuarios y administradores de redes sociales, trabajadores de medios, líderes religiosos y abogados”.
EE.UU. también quiere que la Asamblea General pida a Cuba que “libere a personas detenidas arbitrariamente por el legítimo ejercicio de sus derechos humanos” y que considere revocar sentencias contra personas condenadas por esos motivos.
Además, Washington defiende otra enmienda que llama a la isla a poner en marcha un proceso para responder a “todos los casos de violaciones graves de los derechos humanos” y urge al Gobierno cubano a “terminar con la impunidad ante esas violaciones”.
Bajo la actual Administración, EE.UU. ya ha utilizado en otros casos la presentación de enmiendas a resoluciones de la Asamblea General a las que se opone con el fin de tratar de anotarse victorias diplomáticas.
El pasado junio, por ejemplo, lo intentó con un texto que censuraba la represión israelí de las protestas en Gaza.
Aunque entonces no reunió el apoyo de dos tercios necesario para incluir un mensaje condenando las acciones de Hamás, Washington sí obtuvo el apoyo de más de 60 países y logró que varias decenas se abstuvieran en el voto final.
En el caso de Cuba, también parece muy difícil que EE.UU. pueda sacar adelante sus enmiendas, pero sí podría de alguna forma debilitar el apoyo masivo que habitualmente recibe el texto contra el embargo.
La votación del próximo día 31 llega en un momento de especial tensión entre los dos países en la ONU, después de que este mes EE.UU. organizase un acto para denunciar la situación de los derechos humanos en la isla y diplomáticos cubanos y bolivianos lo boicoteasen a gritos y con golpes sobre las mesas.
La embajadora estadounidense, Nikki Haley, ha pedido a Naciones Unidas que tome medidas contra los implicados y que fuerce a sus países a pagar supuestos desperfectos causados.