EnglishAugusto Pinochet es un personaje de un contexto que se tiene que comprender en su totalidad.
El proyecto de la Unidad Popular (UP), redactado en 1969, tiene su origen en el totalitarismo marxista y la influencia de grupos armados que eran comunes en esa década en el hemisferio. Creer que la UP fue un proyecto democrático es desconocer que nunca tuvo apoyo electoral superior al 43%, incluso en su mejor momento.
Recordemos que el Gobierno de la UP controló 85% del aparato productivo y 92% de la banca, por lo cual, la teoría del boicot económico se descarta; el ambiente de violencia política generado nos lleva a registro de asesinatos y violaciones de mujeres en forma sistemática por grupos armados, amparados por Salvador Allende.
La “vía chilena al socialismo” quebrantó sistemáticamente la institucionalidad; múltiples son los dictámenes de la Corte Suprema, Contraloría General de la República y el Congreso que fueron desacatados por Allende. El gobierno de la UP tenía planificado entregar territorio nacional a la URSS, hecho denunciado por el entonces senador Pedro Ibáñez Ojeda, como pago de un empréstito y de ayuda técnica de la Unión Soviética en Chile.
El surgimiento de grupos armados amparados en el Gobierno, el quebrantamiento del Estado de Derecho y el fin de una vía democrática para la sustitución de Allende llevaron a la declaración de la Cámara de Diputados denunciando las atrocidades de la UP.
El llamado a las armas por parte de Carlos Altamirano, el 9 de septiembre de este 1973 es el detonante que hace a la Armada tomar la decisión de organizar el pronunciamiento al que se suman las las Fuerzas Armadas y las fuerzas del orden. Evitar la guerra civil y restablecer el orden fueron las principales motivaciones del pronunciamiento militar.
Esto, sin embargo, no evitó la guerra subversiva, que ya estaba organizada con grupos como el MIR y el Frente Manuel Rodriguez, a este se le sumaron Lautaro y varias células de menor envergadura.
La guerra subversiva fue un hecho real y no el supuesto de “jóvenes idealistas que rezaban el Rosario”. El total de víctimas es de 3.200, de ellas 1.700 militares.
La represión interna se basa no en la ideología sino en el peligro, por eso se decretaron 1.500 exilios (así es, no más que eso) y los excesos en muchos casos correspondieron a situaciones que fueron juzgadas por tribunales militares, aunque es innegable negar que existieron.
Sin embargo hablar de genocidio es inapropiado, dado que en Chile jamás existió la política de aniquilamiento sistemático de grupos políticos, étnicos ni religiosos.
Además es interesante señalar que múltiples artistas siguieron en el país siendo públicos activistas.
El Gobierno militar hay que entenderlo dentro de un proceso interno donde se realiza un diagnóstico entre septiembre de 1973 y julio de 1974. Más detalles en Allende y Pinochet: Las verdades olvidadas, ahí la junta militar asume el rol de reconstructores del país y no un paréntesis.
Para asumir esa tarea ven necesario una nueva constitución y nuevas formas de Gobierno, ahí son clave los “Chicago Boys” y múltiples políticos que se suman a la tarea.
El principio de libertad económica y política se asume desde la lógica plena, ya no habría monopolios estatales ni privados, y la democracia debe ser protegida de la demagogia. Estos se asumen como principios rectores.
La consulta nacional de 1978, el plebiscito de 1980, 1988 y 1989 contienen este espíritu.
Pinochet fue sin duda quien lideró este proceso, y aunque no fue un Gobierno perfecto fue un buen Gobierno para Chile, dio las bases de un sistema sólido y de respeto a las personas en medio del aislamiento internacional, una guerra interna que le costó la vida a miles de chilenos víctimas del terrorismo de izquierda, desastres naturales y crisis económicas.
Hay que recordar que 10 millones de chilenos fueron protagonistas del proceso más revolucionario que vivió Chile y esa fue la revolución de la libertad; no fue un milagro, fue trabajo duro, basado en ideas claves.
Pinochet, ¿un salvador o un tirano? La Historia no es un tribunal de justicia, pero sí hay que tener en cuenta que pocos han asumido el desafío de reconstruir un país desde las cenizas y proyectarlo al progreso.
Francisco Sánchez Urra
Coordinador Círculo Acton Chile
Candidato a Ph.D. en Historia por la Universidad Francisco Marroquín
Autor de Allende y Pinochet: Las verdades olvidadas
Santiago, Chile