El Presidente de la República, Sebastián Piñera, anunció los ejes de la reforma de pensiones que enviará en los próximos días al Congreso, con la idea de mejorar las pensiones de los jubilados.
Con respecto al aumento de la cotización El Presidente detalló que la reforma propone aumentar el ahorro previsional de los trabajadores, mediante el aporte adicional y mensual del 4% del sueldo de cada trabajador, que será financiado por los empleadores.
Es cierto, es gradual y se intentará cuidar la capacidad de creación de empleo, pero sigue siendo una especie de impuesto al empleador. El promedio de cotización OCDE es del 19% con una edad de jubilación de 3 años superior a Chile y esto debiera hacerse sin cargo al empleador. Crear la cultura de la verdadera auto capitalización.
A eso y más debe llegar el país y claro que debe ser gradual, el punto es que un proceso así debió comenzarse muchos años atrás, pero ya que se comienza ahora, y ya no se puede cambiar el pasado, quizás se pueda reformar la cultura laboral y previsional en el país. La idea es que si queremos mejores pensiones, es inevitable avanzar hacia una mayor cotización y un retiro tardío de la fuerza laboral, sobre todo considerando que vivimos más años hoy que cuando el sistema fue creado.
También se considera fortalecer el Pilar Solidario. De acuerdo al anuncio, éste crecerá gradualmente hasta llegar a un 40% y va a pasar del 0,8% actual a un 1,12% del PIB, y “significará un incremento del gasto público para fortalecer ese Pilar Solidario cercano a los USD $1.000 millones, que va a ser financiado con mayores aportes del Estado”.
Conociendo de cerca casos que dependen de este pilar solidario, algunos porque simplemente no hicieron previsión contando con que la juventud prácticamente sería eterna y otros porque sin la fiscalización adecuada, sus cotizaciones no fueron hechas por empleadores de mala fe, el pilar solidario lamentablemente seguirá siendo necesario al menos por dos generaciones más.
Es un asunto de cultura previsional tanto de parte de empleadores como de empleados. El empleador debe siempre ser fiscalizado para cumplir con la ley al cotizar efectivamente lo que corresponde y es lugar del empleado vigilar que así se haga y denunciar oportunamente a quien no cumpla con esto, pero también se necesita reforzar el concepto de que quien no junta no tiene.
El problema con los pilares solidarios es que actúa de la misma manera que un gobierno haciendo un rescate a empresas que quiebran. Mientras más se rescate, más incentivos se generan para dejarse estar, pues ya vendrá el Estado a salvarnos. Si algo me da beneficios, se hará más de ese algo. La idea es incentivar el ahorro individual, la constancia, la perseverancia. Esos son atributos que de verdad generan valor y construyen país. Desde del emprendedor que perseverantemente busca una forma para surgir, hasta el empleado asalariado que cumple cabalmente con aquello que le toca y crece profesionalmente con los años y de manera constante.
Las condiciones de nuestros abuelos e incluso padres que hoy están retirados y algunos dependen del pilar solidario, es muy diferente a la situación que enfrentan las generaciones más jóvenes que cuentan con oportunidades que inimaginables para los más viejos. La flexibilidad horaria en las universidades cada vez más en boga, permite que los trabajos de medio tiempo, también cada vez más flexibles, puedan financiar gran parte de los gastos en educación.
Existen préstamos con aval del Estado, lo que se traduce en miles de personas que ahora pueden formarse y estudiar para incrementar sus ingresos. La educación es una inversión. Esas posibilidades no las tenían las generaciones anteriores, por lo tanto, con todo el acceso a la formación profesional, con el avance de la tecnología que cada vez crea trabajos que jamás nos habríamos imaginado, es mucho menos justificable un pilar solidario que se extienda por más de dos generaciones desde los jubilados actuales.
Otro pilar de la reforma, es que el Estado aportará recursos adicionales para financiar un nuevo aporte a los pensionados de la clase media que superen un mínimo de cotizaciones, y que será creciente con los años de cotización de cada trabajador. En esa línea, se pensó en la mujer que priorizó la familia, para que no vea demasiado afectada su pensión.
Por último, el jefe de Gobierno aseguró que otro eje fundamental del proyecto es que “el Estado también hará aportes adicionales a quienes voluntariamente posterguen su permanencia en la fuerza de trabajo y su edad de jubilación”. Según cálculos del Ejecutivo, una permanencia adicional de 5 años en la fuerza de trabajo aumenta en más de un 40% el monto de la pensión.
“La mitad de ese mayor ahorro por postergar la edad de jubilación irá a financiar las futuras pensiones, y la otra mitad podrá ser retirada libremente por las personas una vez que estén jubiladas, para poder disponer de ella de acuerdo a sus propias necesidades o preferencias”, dijo el mandatario.
En su presentación en La Moneda, el Presidente afirmó que esta reforma previsional contempla que el alza de 4% sea administrada por una entidad que los trabajadores elijan, a través de la creación de nuevas instituciones, que podrán ser con o sin retiro de utilidades, y también podrán ser formadas por filiales de Cajas de Compensación, Cooperativas de Ahorro y Créditos, Administradoras Generales de Fondos, AFP, Compañías de Seguros de Vida, entre otras.
Asimismo, esta reforma aumentará la competencia en la Industria de Administración de Fondos de Pensiones, mejorando la información a los trabajadores y las licitaciones de los nuevos afiliados.
La mayor competencia siempre es buena para los usuarios, mayor y libre competencia baja los precios y aumenta la calidad del servicio. Ojalá que este planteamiento no sea obstaculizado por una izquierda revanchista y obstruccionista y piensen en este gran paso que se está dando para efectivamente mejorar las pensiones en Chile.