EnglishMichelle Bachelet, candidata a la presidencia de Chile por la alianza Nueva Mayoría, se impuso ayer en la segunda vuelta electoral, obteniendo el 62,16% de votos, según afirman los conteos oficiales con el 99,97% de las mesas escrutadas. La candidata progresista se impuso de este modo sobre su adversaria, la oficialista Evelyn Matthei, que obtuvo un 37,83%, reproduciéndose el resultado a nivel de las Regiones, en las cuales no hubo mayores diferencias.
La primera vuelta de las elecciones en el Estado sudamericano se llevaron a cabo el 17 de noviembre pasado. Bachelet logró imponerse con una cómoda diferencia del 20%, a pesar de no alcanzar la mitad más uno requerida para ganar la elección. Al brindar una última lectura de resultados, el presidente del Consejo Directivo de Servel, Patricio Santamaría, afirmó que en el conteo total de votos, la candidata de Nueva Mayoría sumó 3 millones de sufragios, en total el 46,67% de los votos.
Frente al resultado de noviembre y de cara al ballotage, la candidata había afirmado a los votantes que “no hay dos lecturas: hemos ganado esta elección y lo hicimos con una amplia mayoría; sabíamos que era difícil ganar en primera vuelta pero estuvimos muy cerca de hacerlo y lo haremos en diciembre”.
El padrón electoral de Chile cuenta con un total de 13 millones y medio de electores, que estaban habilitados para sufragar en el ballotage. Conforme al Padrón Electoral Definitivo, emitieron su voto 5.695.764 personas, lo cual representa una leve alza en el nivel de abstencionismo que suele presentarse en todas las elecciones. Sin embargo, desde el gobierno anunciaron que esta situación no deslegitima el resultado.
Luego de proclamarse su victoria, Bachelet afirmó que «Hoy abrimos una nueva etapa, y lo hacemos reconociendo la labor que a cada generación y a cada gobierno democrático le ha correspondido en el desarrollo de Chile». Con referencias al «momento histórico» que está viviendo el país, sus palabras estuvieron dirigidas a asegurar que Chile será protagonista de muchos cambios encabezados por su gobierno. Según Bachelet, la población «ha decidido que es momento de iniciar transformaciones de fondo», y reafirmó así la postura que había ostentado durante su campaña, en la que propuso acabar con «los abusos y las exclusiones» que hoy aquejan a los chilenos.
Para Constanza Mazzina, Doctora en Ciencias Políticas y Profesora en la Universidad Argentina de la Empresa, la elección de Bachelet tiene, al menos, dos lecturas. «Por un lado, la escasa participación en la segunda vuelta, menor al 50% del electorado, nos hace dudar sobre la viabilidad de sus reformas. Mas allá de la cantidad de diputados y senadores que ha obtenido, con lo cual la presidenta electa contaría con la mayoría necesaria para llevar adelante su programa, el alto porcentaje de abstención nos hace pensar en qué medida el pueblo chileno acompaña tales reformas.»
Las propuestas que mayor impulso han tenido por parte de la candidata progresista se orientan al logro de una educación gratuita e igualitaria y una salud pública eficiente y para todos los habitantes. A este respecto, Bachelet dijo no creer en recetas mágicas, y estar dispuesta a cumplir con el trabajo necesario para llevar adelante ese proyecto, que requerirá amplias negociaciones debido a los números obtenidos en el Parlamento.
De los 38 senadores y 120 diputados, el partido Nueva Mayoría obtuvo 21 y 67 bancas, respectivamente. Contando con el posible apoyo de legisladores independientes en la Cámara Baja (4 en total), obtiene el número necesario para aprobar reformas como el matrimonio igualitario, la reforma educativa y algunas referidas a lo tributario. Mientras, la reforma constitucional y la reforma del sistema binominal requerirá de mayores negociaciones, si la derecha chilena se predispone al debate.
Por otro lado, Mazzina destaca el tema de la reelección: «Chile ha sido uno de los países latinoamericanos que no sucumbió a la tentación de reformar su Constitución para permitir la reelección inmediata. De hecho, el modelo chileno de reelección no inmediata, como lo era el de Argentina hasta la reforma de 1994, permite que un presidente que termina su mandato con un alto porcentaje de aprobación pueda presentarse más adelante sin caer en el oportunismo de quedarse en el poder.»
Bachelet, de hecho, será la primera Presidente en tener un segundo mandato. La actitud de los ex presidentes chilenos contrasta ampliamente con la de otros mandatarios latinoamericanos, con ansias y estrategias para perpetuarse en el poder. Para Mazzina, contra estos argumentos de reelección consecutiva, la experiencia de Chile «demuestra que los presidentes son responsables ante su electorado. La alternancia de partidos, de ideas y de personas es sana para la democracia y la fortalece».