La mara Barrio 18 y la Mara Salvatrucha —pandillas juveniles— no son exclusivas de El Salvador, también existen en Guatemala, Honduras, Estados Unidos entre otros países. La presencia de la mara Barrio 18 ha aumentando en Guatemala. En las últimas semanas esta agrupación ha sido señalada como la responsable de motines en correccionales en ese país y por muertes de agentes de la Policía Nacional de Guatemala. Las revueltas en los centros penitenciarios suelen ser por peleas con la Mara Salvatrucha.
El 21 de marzo el Barrio 18 atacó a la Policía Nacional de Guatemala (PNC), en el hecho murieron tres agentes policiales. Durante cinco horas la mara realizó seis ataques en contra de la PNC. Según las autoridades, los ataques son represalias. El ministro de Gobernación, Francisco Rivas, responsabilizó al Barrio 18 de los ataques contra agentes de la Policía Nacional Civil que han dejado tres agentes muertos en las últimas horas. “No toleraremos que las estructuras criminales alteren la paz”, declaró el presidente Jimmy Morales a los medios de comunicación guatemaltecos. “Vamos a seguir con la implementación del Ejército en las zonas fronterizas” , añadió Morales.
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Esas actividades de desestabilización en las cárceles hacen que las maras tengan una incidencia política en Guatemala. Según la opinión de Carlos Vega, del Departamento de Análisis Jurídico de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes).
“Ahora ya tienen incidencia política, y antes eso no les interesaba. Ya están teniendo un enfoque político porque como se han sentido atacados o copados por el Estado, entonces lo de Etapa 2 es una forma de defenderse en cierto sentido y atacar al Estado. La muerte de policías tiene un mensaje de fondo, y es que van a actuar contra el Estado”, explicó. Al ciudadano de a pie, agregó Vega, le genera un ambiente de inseguridad sobre todo en barrios populares donde “ellos son los que mandan, no el Estado”.
“Ya son grupos con armas avanzadas, pero durante mucho tiempo no eran así. Ahora se han pactado con el crimen organizado, incluso son, en muchos casos, operadores de bandas criminales”, afirmó el investigador.
Extorsión: El financiamiento del Barrio 18
La economía de la mara Barrio 18 se basa en su mayoría en ingresos por actividades junto a otros grupos del crimen organizado. La economía del Barrio 18 también se ha beneficiado con el dinero de asaltos y extorsiones.
“La pandilla representa la mayor amenaza en los países centroamericanos como El Salvador, Guatemala y Honduras, donde gobiernos débiles y pandillas grandes (en relación con la población) han convertido al fenómeno ‘mara’ en una amenaza para el bienestar nacional por extorsionar sistemáticamente al sistema de transporte público y a comunidades enteras”, explica el sitio especializado en investigación del crimen organizado Insight Crime.
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La publicación añade que muchos pandilleros salvadoreños buscan refugio en Guatemala debido al aumento de las medidas de seguridad en El Salvador. “Al igual que la MS13, Barrio 18 se organiza en células semiautónomas, llamadas “clicas”. Si bien existe una jerarquía dentro de estas clicas, no hay un estilo militar vertical en la cadena de mando. La estructura jerárquica del Barrio 18 es descentralizada y horizontal”, dice el sitio.
Historia de las maras en Guatemala
Las maras nacieron en Los Ángeles, California, en la década de 1970. La formaron en su origen migrantes mexicanos y en los siguientes quince años se unieron más nacionalidades. En su mayoría eran jóvenes provenientes de familias desintegradas y que en la organización encontraban un hogar.
En la década de 1990, gracias al flujo de deportados la mara llegó a Guatemala. Para el gobierno de Óscar Berger (2004-2008) las maras ya provocaban ataques, motines y atentados. En 2014 habían 1,024 miembros de Barrio 18 encarcelados.
En estos años la policía tiene más capacidad y recursos, lo que ha hecho que la mara Barrio 18 se traslade a poblaciones fuera de la ciudad de Guatemala.
Fuentes: Prensa Libre