Hoy, 28 de noviembre, Bogotá y las principales ciudades de Colombia volvieron a paralizarse por cuenta de las marchas estudiantiles a las que en esta ocasión se sumaron los sindicatos de los trabajadores e indígenas. Los estudiantes de las universidades estatales aseguran que el problema de la educación es la falta de recursos y no parecen estar dispuestos a ceder hasta que el Gobierno les de más dinero. Pero, ¿en realidad la preocupación de los estudiantes es el bienestar y la formación de los jóvenes en Colombia?
Si la Universidad Nacional de Colombia cuenta con alrededor de 16 millones de pesos por estudiante, por qué sus instalaciones se caen, por qué sus egresados ganan mucho menos que los egresados de las universidades privadas. Cuál es la razón para que la Universidad de Los Andes, cuya matrícula promedio es 16.300.000, solo un poco más costosa que la Nacional, funcione tan bien y sus estudiantes sean tan valorados por el mercado, mientras que la famosa universidad estatal se encuentra tan mal.
Este debate no le interesa a los estudiantes. No hay una discusión de fondo en sus mesas estudiantiles sobre, por ejemplo, cómo se puede aprovechar la tecnología para educarse de manera virtual en las mejores universidades del mundo, no se discute sobre la pertinencia de la educación dada en planteles estatales, ¿qué tan preparados para el mercado salen los estudiantes de las públicas?
Nada de eso importa. Así como no importa que Iván Duque ya en más de dos ocasiones ha aumentado el presupuesto para educación, tampoco son conscientes de que el actual presidente lleva apenas tres meses y no es culpable de lo que sea que ellos consideren que ha funcionado mal.
¿Por qué durante todo el gobierno de Santos no hubo un movimiento siquiera parecido a este? En la Noticia del Día analizamos las declaraciones y actuaciones del movimiento estudiantil que dejan claro que toda su protesta no es una genuina preocupación por la capacitación de los jóvenes colombianos, sino una cuestión política en contra de Duque, quien o no se ha dado cuenta del asunto, o sigue jugando a no molestar a la izquierda.