En Nicaragua están sucediendo cosas muy importantes. La oposición, que exige la salida de Daniel Ortega, prepara un gran paro nacional y promueve que los nicaragüenses dejen de pagar impuestos. Mientras tanto, las protestas en las calles, a pesar de la brutal represión, parece que se fortalecen cada día más.
La prueba máxima de la valentía de los nicaragüenses podría ser Masaya. Una ciudad de 100.000 habitantes que a finales de los 70 fue un fortín del sandinismo. Por esos días, Masaya estaba del lado de Ortega, luchando contra el régimen del dictador Anastasio Somoza. Hoy, igual que para esa época, la ciudad lucha contra un tirano, irónicamente, el mismo que ayudó a montar en el poder.
La ciudad se ha convertido en símbolo de la resistencia a Ortega porque han logrado convertirse en un fortín. Después de soportar asesinatos y represiones brutales de parte de la policía antimotines y los grupos paramilitares decidieron protegerse y formar barricadas en diferentes puntos de la ciudad para bloquear el acceso de lo matones de Ortega. El tirano ha perdido el control de Masaya, ciudad históricamente sandinista.
La brutalidad de la represión que han vivido los habitantes de esta ciudad, desde que comenzaron las protestas, no tiene como describirse. A Junior Gaitán, de 15 años, lo asesinaron con una bala en el pecho tras arrodillarse y rogar que no lo mataran, según vecinos del lugar. Además de los crueles asesinatos, muchos llevados a cabo por francotiradores, tuvieron que soportar la represión por parte de policías que aseguran el terreno para que después los colectivos lleguen a saquear los negocios y el mercado típico de la ciudad.
La gente de Masaya se cansó y hoy tiene organizado todo un sistema de resistencia. La policía y los paramilitares no pueden entrar a la ciudad. Las armas que tienen los revolucionarios ahora anti Ortega, son caseras. Se ha improvisado en una parroquia una pequeña enfermería con voluntarios que atienden a los heridos. Las mujeres comparten alimentos y bebidas con los jóvenes que se encargan de cuidar las barricadas.
Los habitantes de esta ciudad ya se refieren a ella como “tierra libre”. Todo el mundo ayuda en la defensa contra la policía y apoyan a los vecinos. Tienen todo un sistema de seguridad que entre otras reglas está la de presentar una identificación con foto para pasar por las barricadas.
Masaya, antiguo fortín del sandinismo, hoy es muestra de la valentía de los nicaragüenses y de organización privada para enfrentar el abuso del Estado. En la Noticia del Día hoy comentamos con detalles la valiente labor de la gente de Masaya.
En Nicaragua están sucediendo cosas muy importantes. La oposición, que exige la salida de Daniel Ortega, prepara un gran paro nacional y promueve que los nicaragüenses dejen de pagar impuestos. Mientras tanto, las protestas en las calles, a pesar de la brutal represión, parece que se fortalecen cada día más.
La prueba máxima de la valentía de los nicaragüenses podría ser Masaya. Una ciudad de 100.000 habitantes que a finales de los 70 fue un fortín del sandinismo. Por esos días, Masaya estaba del lado de Ortega, luchando contra el régimen del dictador Anastasio Somoza. Hoy, igual que para esa época, la ciudad lucha contra un tirano, irónicamente, el mismo que ayudó a montar en el poder.
La ciudad se ha convertido en símbolo de la resistencia a Ortega porque han logrado convertirse en un fortín. Después de soportar asesinatos y represiones brutales de parte de la policía antimotines y los grupos paramilitares decidieron protegerse y formar barricadas en diferentes puntos de la ciudad para bloquear el acceso de lo matones de Ortega. El tirano ha perdido el control de Masaya, ciudad históricamente sandinista.
La brutalidad de la represión que han vivido los habitantes de esta ciudad, desde que comenzaron las protestas, no tiene como describirse. A Junior Gaitán, de 15 años, lo asesinaron con una bala en el pecho tras arrodillarse y rogar que no lo mataran, según vecinos del lugar. Además de los crueles asesinatos, muchos llevados a cabo por francotiradores, tuvieron que soportar la represión por parte de policías que aseguran el terreno para que después los colectivos lleguen a saquear los negocios y el mercado típico de la ciudad.
La gente de Masaya se cansó y hoy tiene organizado todo un sistema de resistencia. La policía y los paramilitares no pueden entrar a la ciudad. Las armas que tienen los revolucionarios ahora anti Ortega, son caseras. Se ha improvisado en una parroquia una pequeña enfermería con voluntarios que atienden a los heridos. Las mujeres comparten alimentos y bebidas con los jóvenes que se encargan de cuidar las barricadas.
Los habitantes de esta ciudad ya se refieren a ella como “tierra libre”. Todo el mundo ayuda en la defensa contra la policía y apoyan a los vecinos. Tienen todo un sistema de seguridad que entre otras reglas está la de presentar una identificación con foto para pasar por las barricadas.
Masaya, antiguo fortín del sandinismo, hoy es muestra de la valentía de los nicaragüenses y de organización privada para enfrentar el abuso del Estado. En la Noticia del Día hoy comentamos con detalles la valiente labor de la gente de Masaya.