Por Joisy García
A mi paso por uno de los establecimientos autorizado para la renta por el Gobierno de la Habana, nos sorprende este cartel que ha colgado su propio arrendatario. El anuncio habla por sí solo, del respeto y conocimiento sobre empresarialidad que tenemos los cubanos.
La dedicación empresarial es la chispa que desencadena el desarrollo y calidad de los productos y servicios. Tener éxito en un negocio, incluye la capacidad, determinación e insistencia de todo empresario: el dinero no debe ser la meta máxima, sino la recompensa. La flexibilidad en los negocios es la habilidad de reaccionar con rapidez a los necesarios cambios del mercado. La seriedad y buen trato a nuestros consumidores es una combinación entre sentido común, experiencia y conocimientos.
Las empresas cubanas privadas no saldrán de la incubadora, sin un Gobierno y leyes serias, que protejan los derechos elementales de sus ciudadanos, esencialmente el de su propiedad. Los Gobiernos, aunque estorbosos en la era moderna, deben estar flexibilizados a demostrar que saben valorar a la emergente empresa privada.
La sociedad civil cubana debe elevar, incentivar y recompensar a las personas de negocio, y esto nunca se logrará plenamente si no se actualiza y existe una reordenación de los tribunales ineficaces, así como leyes de inclinación a la defensa del colectivismo, y no del ciudadano, como las que contamos hoy.
En Cuba hoy se hace necesario una minuciosa revisión de la Constitución, política que contradice todo estímulo y entusiasmo a defender las acción humana individual. Las leyes deben obtenerse por razonamientos lógico-deductivos, y nunca por imposición.
Joisy García Martínez es un periodista independiente cubano y fundador del Club Anarcocapitalista de Cuba. Síguelo en Twitter en @criolloliberal.
Editado por Elisa Vásquez