Las declaraciones del expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica referentes a la responsabilidad (o no) del dictador Nicolás Maduro en el caos que atormenta a Venezuela fueron citadas por todos los medios de la región.
Figuras públicas, distintos actores políticos y ciudadanos de a pie también se hicieron eco de las perversas apreciaciones del flamante exsenador; los muchos para repudiarlas, un puñado de fanáticos para respaldarlas y otros tantos se limitaron simplemente a expresar su asombro, como si hubiesen experimentado una especie de epifanía que les permitió ver la verdadera cara del otrora primer mandatario.
Desde lo anecdótico, este último fue el caso del célebre José Luis “Puma” Rodríguez, cantante y actor venezolano, que manifestó en Twitter “venías bien, Mujica, te me caíste por completo, con tu mirada sobre Venezuela, ya te puedes dar la mano con Zapatero, lamentable que estés tan ciego con lo que pasa en mi país”.
Resta saber el porqué la sorpresa. El “Puma”, una víctima más de los bombardeos publicitarios que venden al “Pepe” como producto, se equivoca. Mujica no está ciego, afirmar tal cosa es sugerir que el expresidente ignora lo que sucede en Venezuela.
Mujica (al igual que Zapatero, al igual que Iglesias, al igual que Mélenchon) conoce con macabro lujo de detalles la realidad que afrontan los venezolanos que viven por debajo de la línea de pobreza, es decir, el 87% de la población. Está al tanto, asimismo, que el 60% de los habitantes del país petrolero ha perdido un promedio de 11 kilos debido a la malnutrición, particularmente por consumir alimentos sin proteínas. Mujica sabe todo esto, lo ve, puesto que no es ni ciego ni ignorante.
Los dichos de “el Pepe” irrumpen un escenario ajetreado. Es un error creer que los titulares aparecen en los diarios de forma aislada. En el correr de la última semana, los medios han reportado diferentes acontecimientos que revelan, o al menos dan indicio, de las relaciones no siempre transparentes entre Venezuela y sus vecinos del Conosur.
En el marco de las investigaciones anticorrupción conocidas como “los cuadernos de las coimas” en Argentina, el empresario Claudio Uberti, uno de los tantos “arrepentidos” de la causa, detalló la maniobra especulativa con la que Néstor Kirchner y Hugo Chávez se hicieron de 100 millones de dólares.
De manera mucho más tímida, en Montevideo, el exdirigente (¿oficialista?) Esteban Valenti confirmó en varias entrevistas que abandonaría el Frente Amplio y formaría un grupo propio. Valenti, que alguna vez supo ser comunista, ha discrepado en varias ocasiones con el partido de gobierno.
En entrevista con Miguel Nogueira (Poder Ciudadano, Azul FM) Valenti aseguró que (en el gobierno) “defienden a Maduro por negocios, porque si cae Maduro y hablan, caerían empresas y funcionarios uruguayos que han robado a Venezuela. Esto no se los va a decir nadie porque se ha llenado de cagones” (sic).
No es la primera vez que Valenti sugiere la existencia de vínculos turbios entre Uruguay y Venezuela. Unos días antes, en aquella ocasión en el programa matutino “Desayunos informales” (Teledoce), el mencionado publicista había afirmado que “el Frente Amplio no se saca de arriba a Sendic porque sabe demasiado sobre los negocios con Venezuela”.
En paralelo, tanto el Partido Comunista como el PIT – CNT exigen que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, sea expulsado del Frente Amplio por haber manifestado que no descarta una intervención militar en Venezuela.
Las declaraciones de Mujica son el árbol; los titulares de la semana son el bosque. En Uruguay, el partido de gobierno sigue apañando a Maduro (y esto es una sorpresa solo para “el Puma”) ya sea despojándolo de sus obvias culpas o mediante un silencio estremecedor.