
En -literalmente- cuatro días, Daniel Radío ha pasado de ser un desconocido para los venezolanos a ser un aliado, incluso un héroe, en el país caribeño. El parlamentario del Partido Independiente de Uruguay intervino el viernes 12 de mayo en la interpelación de la Cámara de Diputados de su país al ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa; y el video de su intervención se convirtió en viral, “por la necesidad que tiene la gente en Venezuela de que alguien diga las cosas que quieren oír”.
Radío accedió a conversar con PanAm Post sobre su participación en la interpelación de Nin, a quien considera “un hombre de bien”, y señala que la ambigua posición del Gobierno de Tabaré Vázquez sobre la situación venezolana obedece a las tensiones internas que el tema del régimen de Nicolás Maduro genera en el Frente Amplio, donde el grupo más radical, que respalda a José Mujica, sigue teniendo una posición en favor de la revolución bolivariana.
Y pese a que no se atreve a afirmar que en las negociaciones entre Venezuela y Uruguay ha habido corrupción, no es menos cierto, señala el diputado de este partido minoritario que es una escisión del Frente Amplio, y que se define como “la otra izquierda” que por lo menos, es sospechoso que la mayoría parlamentaria de Uruguay, que respalda a Vázquez, se haya negado a investigar los negocios que se hicieron en años pasados con el Gobierno de Hugo Chávez, cuando su petrochequera caminaba comprando conciencias por toda América Latina.
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Negocios no claros
Decía usted en su discurso que hay una gran diferencia entre la actitud de Uruguay con Paraguay cuando Fernando Lugo fue separado del poder, y la que tiene hoy con Venezuela. ¿Cuáles, en su visión, son los por qué de esta diferencia?
No es una diferencia que tiene que ver con el tiempo, sino con el destinatario de las actitudes, porque hay temas que se manejan de una forma cuando se trata de Venezuela y de otra cuando se trata de Paraguay, y se juzgan con muy diferente vara. Y uno tiene que preguntarse, entonces, si esto se trata de un tema vinculado a un prejuicio ideológico, o si en realidad se trata de algún otro tipo de compromiso. Yo en un momento del discurso lo digo bien claro: ¿Son solamente razones políticas, o son de otro tipo? Porque no es menos cierto que hace algunos años, Chávez recorría el continente con su billetera repleta de petrodólares, y es verdad que Chávez hizo contribuciones solidarias a muchos países.
¿Pero entonces, hoy, qué quiere decir eso, que nosotros estamos atados de pies y manos y no podemos ser críticos del Gobierno de Venezuela? Yo me pregunto eso; claro, Paraguay es un país débil, pobre, entonces se juzga de forma severa. Nosotros hemos sido muy ingratos históricamente con Paraguay, porque también nosotros tenemos una deuda histórica con ese país, la tierra que eligió Artigas para vivir sus últimos años, y yo creo que nosotros no hemos sido agradecidos con esa tierra; es más, Uruguay participó en la guerra de la Triple Alianza, con Brasil y Argentina.
Ahora, cuando suspendimos a Paraguay para meter a Venezuela de una manera indigna por la ventana del Mercosur, nuevamente se reeditó la Triple Alianza. Una lástima, la verdad.
En un momento dado, usted se pregunta, y le pregunta a sus pares de la Cámara, “¿cómo se puede ser tan insensible para ignorar la barbarie de un dictador acorralado?”, y “¿cuáles son los intereses que impiden llamar a las cosas por su nombre, son solo intereses políticos, o hay algo más?”. ¿Podría abundar en esta parte de su intervención? Hay segmentos de la relación entre Uruguay y el chavismo que son por decir lo menos sospechosas, relaciones con la Ancap, ventas de alimentos… ¿Será que el Gobierno uruguayo todavía está intentando cobrar lo que el de Maduro aún le debe, y por eso no quiere molestarlo?
Varias cosas, respecto a eso: Una es que en los negocios de Uruguay con Venezuela hay algunas cuestiones que no están del todo claras, y nosotros solicitamos en la Cámara de Diputados que se creara una comisión investigadora de esos negocios. El Gobierno negó esa posibilidad, mejor dicho, la bancada del Frente Amplio, que es mayoritaria, rechazó la posibilidad de investigar esos negocios, con lo cual no los hemos podido investigar desde el punto de vista político, por lo menos. Algunas denuncias se han hecho ante la Justicia, pero claro, sin la colaboración de Venezuela eso es muy difícil. Si hay otro tipo de intereses uno no lo puede demostrar.
La pregunta de cómo se puede ser tan insensible tiene relación con que no hace tantos años, a Uruguay le tocó también vivir lo que era una dictadura, le tocó enfrentar la represión en la calle, y supimos de un Gobierno militar, una dictadura, a la que los más “tímidos”, tímidos por decir lo menos, no le decían dictadura, sino “proceso”. Y ahora parece que tienen la misma timidez con Venezuela.
Las tensiones en el Gobierno
¿Cómo ponderan ustedes, desde esa “otra izquierda”, la posición de José Mujica, con el prestigio que tiene en la izquierda internacional? Con respecto a Venezuela, siempre se va por la tangente, ha llegado a decir que es que los venezolanos “estamos todos locos”, porque somos caribeños… Pero nunca llama a las cosas por lo que son…
Bueno, allá Mujica. Debo decir que en algunas cosas ha hecho gestos más allá de lo que yo esperaba; por ejemplo, ha reconocido que en Venezuela hay presos políticos, cosa que otros no reconocen. Otros hablan de “políticos presos”. Tratándose de Mujica es un gran logro, pero esas son cosas que hay que preguntarle a él. Es una cuestión que él tendrá que dilucidar frente a la opinión pública, o frente a su almohada.
En todo caso, a mi me llama mucho más la atención que Mujica tenga tanto prestigio en la izquierda internacional, y reconozco que es así; pero digo esto cuando los políticos de izquierda, serios, trabajaban para constituir lo que hoy es el Frente Amplio, Mujica no estaba en el Frente Amplio. Mujica andaba a los tiros por el Uruguay. Jugando a los cowboys con el Movimiento de Liberación Nacional.
Mientras los políticos serios del Uruguay, de izquierda, trabajaban para construir una alternativa a la polarización política, Mujica seguía no creyendo en las herramientas electorales. Porque no se puede creer en lo electoral solo cuando uno gana, ¿verdad? Hay que creer siempre.
Lo que debe quedar claro es que el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, que existe en el Uruguay, contrariamente a lo que se cree en la opinión pública internacional, no luchó contra la dictadura; cuando llegó la dictadura a Uruguay ya el MLN estaba derrotado. El MLN-Tupamaros peleó contra la democracia en Uruguay; democracia en la que gobernaban partidos con los que yo no simpatizo, pero eran los que querían las urnas y la gente de este país.
Otra comparación: La posición de Luis Almagro ante la situación venezolana, a la que uno puede contraponer a la de Rodolfo Nin Novoa, quien también ha sido tibio ante el Gobierno de Maduro…
En el caso del canciller Nin Novoa, él tendría que hablar por su boca, pero yo tengo la impresión de que él tendría una posición pública mucho más favorable, más parecida a lo que yo pienso; lo que pasa es que está muy condicionado por la interna del partido de Gobierno, porque allí hay gente que es favorable al régimen venezolano, y yo creo que Nin Novoa piensa cosas parecidas a las que nosotros estamos pensando. Es mi opinión, que él está muy condicionado por los sectores radicales del Frente Amplio, de los que habría que cuestionar su vocación democrática por actitudes como la que tienen frente a Venezuela.
El caso de Almagro es francamente distinto, y para mi es asombroso, porque Almagro fue ministro de Relaciones Exteriores de José Mujica, y esta actitud, que yo en muchos aspectos comparto, desde que está al frente de la Organización de Estados Americanos, no era la que manifestaba cuando integraba el Gobierno; me alegro de que haya tenido esta evolución tan favorable.
Se pregunta en su intervención, diputado, por qué hay dirigentes que van a foros internacionales, dicen la verdad sobre Venezuela, y cuando llegan a la Cámara de Diputados de Uruguay votan contra la solidaridad de ese parlamento con el parlamento venezolano. ¿Qué pasa en esa coalición que es el Frente Amplio? ¿Hay tensiones por el problema venezolano?
Sí, pero además de eso, pasa que hay partidos como Un Nuevo Espacio, que es parte del Frente Amplio e integra la Internacional Socialista; entonces, cuando van a la Internacional socialista, incluso el senador Michelini, que es uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista, la Internacional Socialista no ha tenido pelos en la lengua, ha dicho las cosas por su nombre respecto a Venezuela.
Sin embargo, él acompaña esas cosas en los foros internacionales, pero cuando viene acá no nos respalda, por el contrario, empieza con matices; dice que si él caracterizara el régimen venezolano como una dictadura, no habría posibilidades de diálogo, y cosas por el estilo, cuando en realidad eso claramente no es verdad, porque, entre otras cosas, cuando en Uruguay tuvimos una dictadura, llamábamos las cosas por su nombre: Esto es una dictadura, decíamos, y eso no obstaculizaba que pudiéramos negociar. Pudimos negociar, de hecho, salimos de la dictadura por una negociación.
Acá hubo un ejercicio combinado de movilización popular con negociación, ¿no? Yo no voy a ser tan atrevido de sugerir que esa es la salida en Venezuela, porque lo que tengo claro es que la situación de Venezuela es algo que tienen que resolver los venezolanos. Por supuesto que yo tengo eso, pero eso no nos tiene que inhibir a nosotros de expresar la solidaridad en todos los sentidos.
Posiciones internacionales ambiguas
El 20 de mayo va a haber una reunión de Venezuela con un grupo de “amigos”, designado por el Gobierno de Maduro. (N. del R.: la reunión fue suspendida luego de la entrevista). Entre esos “amigos” están Bolivia, Ecuador, Nicaragua, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas y Uruguay. ¿Qué esperaría usted como diputado opositor uruguayo de la posición del Gobierno de su país en esta reunión?
Francamente no sé. Yo creo que el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay es una persona de bien, que es una persona honorable. Creo sinceramente eso; el problema es que el Gobierno está muy conflictuado por la situación política interna de su propio partido, donde los sectores mayoritarios son los que respaldan al expresidente Mujica y al actual vicepresidente Raúl Sendic, y son sectores que en términos generales simpatizan con el Gobierno de Nicolás Maduro.
¿Qué esperaría usted que sucediera en Mercosur en relación con el tema venezolano? Uruguay sigue negada a aplicarle el protocolo de Ushuaia al Gobierno de Maduro, pero crecientemente se está quedando solo en el grupo en este particular…
Va a depender mucho de las cosas que hagan Brasil y Argentina. Yo no sé si Uruguay va a plantarse muy duro frente a Brasil y Argentina, supongo que no, pero eso va a depender de estos países.
En su alocución hace una mención muy dura a Telesur, llamándola “página de propaganda de la dictadura venezolana”, y habla de la Dinarp, la Dirección Nacional de Relaciones Públicas de la dictadura uruguaya. ¿Es un tema, Telesur, en Uruguay, o simplemente usted lo puso en su intervención?
En realidad he sido el único que ha planteado ese tema en Uruguay, es la segunda vez ya que lo planteo en la Cámara, y lo he planteado en algunos medios impresos. A mi me parece que es tiempo de que nos desvinculemos de Telesur; yo miro Telesur, y me parece increíble lo sesgada que es la información, porque no tienen siquiera capacidad de disimular; yo puedo tener esa visión tan sesgada, pero si tengo un poco de inteligencia, a veces introduzco un poco de información que relativice un poco, a ver si atrapo algún incauto; ¡pero no tienen ningún nivel de nada, todo es absolutamente sesgado! Entonces, a mi me parece increíble que Uruguay participe de eso.
Aunque le parezca sorprendente, ese modelo televisivo está en el 90 % de la televisión y radio de Venezuela, no solo la pública, también la privada…
Lo que pasa es que después empieza la autocensura, la gente, antes de que la censuren, se censura sola.
Algo que quisiera enviarle a los venezolanos de esta hora…
Me sorprendió mucho la viralización del video, que a esta altura lo han visto más de 200 mil personas, y algunos medios de prensa me preguntaban a qué atribuía yo esto. Creo que la razón no está en mi discurso sino en la necesidad que tiene la gente en Venezuela de que alguien diga las cosas que quieren oír. Porque al final, con todos los comentarios, no puede ser que eso sea la oligarquía y la derecha de Venezuela. Es el pueblo de Venezuela el que está reclamando, y me parece que todos en América Latina deberíamos tomar nota.
Si cambia Uruguay cambia Mercosur, y Uruguay es un país al que Maduro considera entre sus aliados estratégicos. Basta ver el grupo de amigos que integra…
Una vergüenza.
Sin embargo, votó con la mayoría en la OEA.
Pero esa cosa, votando con los 18, al Gobierno de Uruguay le genera problemas en la interna partidaria. La realidad es que están complicados a lo interno.