Han pasado casi dos años y tres meses desde que Vladímir Putin, presidente de Rusia, pronunció la frase de “operación militar especial” para comenzar oficialmente una guerra abierta contra Ucrania. Tiempo después, se supo que al mandatario ruso se le extendió un conflicto que esperaba terminar rápido con la toma de Kiev. No fue así. Por el contrario, mucha agua corrió desde entonces.
Con dos bandos definidos —Rusia y sus aliados del “eje del mal”, contra las potencias occidentales reunidas en la OTAN— hubo ataques que incluyeron hasta el sabotaje a los enormes gasoductos de gas natural Nord Stream 1 y 2. Es un breve pantallazo que explicaría tantos sobrevuelos de aviones militares rusos sobre la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Alaska (ADIZ). En las últimas horas, el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) identificó a cuatro aeronaves.
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La ADIZ es conocida como el perímetro adicional por encima del espacio aéreo de un país. En ese sentido, el propio Ministerio de Defensa de Moscú admitió que “dos bombarderos estratégicos con capacidad nuclear Tu-95MC de la Fuerza Aeroespacial” realizaron un “vuelo de rutina” sobre el Mar de Bering cerca de la costa occidental de Alaska, territorio estadounidense.
https://x.com/NORADCommand/status/1786189586558771644
Putin envía señales de molestia
Aviones militares rusos también sobrevolaron la ADIZ en mayo y en agosto del año pasado, solo por mencionar algunos episodios. Y aunque la actividad rusa en ese espacio se volvió regular, el último mes la Casa Blanca confirmó que Ucrania se unirá en el futuro a la OTAN. Eso lleva a preguntarse, ¿Putin está lanzando más señales de descontento por esta anexión a la Alianza Atlántica?
Más recientemente, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, visitó Kiev para hablar con el presidente Volodímir Zelenski sobre la posible creación de un fondo de 100.000 millones de euros durante los próximos cinco años para ayudar militarmente a Ucrania.
“No es demasiado tarde para que Ucrania prevalezca”, fue el mensaje de Stoltenberg en X. Un día después, Rusia perpetró u ataque contra las inmediaciones de un edificio histórico de Odesa conocido como ‘el castillo de Harry Potter’, cinco personas murieron y otras treinta resultaron heridas.
Sabotaje ruso contra sistemas GPS
No es lo único que pasa en este conflicto que inició como la guerra de Rusia contra Ucrania y pasó a trastocar todo el terreno geopolítico. Estonia denunció interferencias rusas en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) del país y pidió a sus vecinos Letonia, Finlandia, Lituania y Suecia unirse a la alerta.
El evento que encendió la alarmas fue enorme: vuelos a la ciudad de Tartu, la segunda más grande de Estonia, tuvieron que ser suspendidos por la aerolínea finlandesa Finnair debido a que interferencias en dichas conexiones. Es así como Rusia “viola el Reglamento de Radiocomunicaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), según el cual está prohibido causar interferencias”, tal como explicó el titular de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tsahkna. Luego la OTAN se pronunció, “las acciones de Rusia no disuadirán a los aliados de seguir apoyando a Ucrania”, declaró el Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones de la Alianza Atlántica.
En el campo de batalla la historia es más cruda. Washington sospecha del uso de armas químicas en suelo ucraniano luego de dos años de guerra, algo que según Moscú son “especulaciones”.