Otro gasto cuestionable se suma al expediente de la Administración Biden la cual decidió, a través del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés), usar casi 800.000 dólares de los contribuyentes para estudiar los efectos del “racismo estructural” en la salud renal. En detalle, los fondos irán a la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, para “mitigar dichos efectos en las disparidades de la enfermedad renal crónica entre los afroamericanos”.
Apegarse de esta manera a la agenda woke le ha costado millones a los ciudadanos estadounidenses a pesar de que muchos no la apoyan. Hasta hace cuatro meses el Departamento de Defensa pedía 114 millones de dólares para el año fiscal 2024 (34 % más que 2023) con el fin de destinarlos a su agenda de “Diversidad, Equidad, Inclusión y Accesibilidad” (DEIA, por sus siglas en inglés). Eso generó críticas de todo tipo, porque un mes antes se manejaba la posibilidad de recortar 3000 puestos en las fuerzas de operaciones especiales.
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Por ende, este nuevo gasto demuestra una vez más lo divorciado que está el gobierno demócrata de necesidades del país. Sin embargo, para justificarlo, la descripción de la subvención se llena de eufemismos al explicar su propuesta de ejecutar “intervenciones multinivel y multicomponentes bajo un nuevo marco innovador para motivar el cambio sistémico”.
“Desigualdades en el tratamiento”
El objetivo a largo plazo, según el sitio web donde se detalla el gasto por 790.955 dólares, es “eliminar las desigualdades raciales en la progresión, el tratamiento y la atención de la enfermedad renal crónica avanzada (ERC) entre los pacientes dentro del Emory Healthcare, desarrollando un modelo de atención que pueda ser replicado y sostenido dentro de los sistemas de salud en todo el país”.
Por supuesto, el objetivo del estudio responde a intereses ideológicos que obedecen a su vez a la teoría crítica de la raza y que dejan de lado a personas blancas en este objetivo de crear un modelo de atención ejemplarizante, a juicio de Administración demócrata. Adicionalmente, como esa iniciativa hay muchas. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH), una subagencia del HHS, asignaron el año pasado más de 1,4 millones de dólares en fondos de los contribuyentes a la Universidad Estatal de San Francisco para apoyar un estudio sobre la “curación antirracista en la naturaleza ”, reveló The Daily Wire en ese momento.
Más llamativo resulta, que el Emory Healthcare atravesó un escándalo hace dos años por enfermeras que se burlaron de pacientes en el área de maternidad en un video publicado en TikTok. Las profesionales de la salud —posteriormente despedidas— tenían distintas razas, demostrando que la discriminación no se trata de color de piel sino de principios, algo que ahora pretenden obviar con el estudio de los efectos del “racismo estructural” en la enfermedad renal crónica.
El presupuesto populista de Biden
Hasta hace poco el gobierno de Biden disputaba con el Congreso la aprobación del presupuesto anual, para el año fiscal 2025 por el que han habido fuertes diferencias entre demócratas y republicanos. El mandatario presentó a mediados de marzo una propuesta de 7266 billones de dólares entre las que incluía medidas populistas como el aumento de impuestos a los ricos y grandes corporaciones y reforzar las ayudas a través de la Seguridad Social y Medicare, áreas en las que la Casa Blanca “cree que puede atraer a los votantes”, dicho por la cadena progresista CNN.
Así, entre gastos desfasados de la realidad e iniciativas para conseguir electores, se mueve la Administración demócrata, que ve prioritario en estos momentos “disminuir las desigualdades raciales existentes” en la salud renal.