Uber y Lyft han revolucionado al mundo, y no sólo por hacer más económico el transporte en los países donde tienen presencia, sino que también le ha permitido a cualquier ciudadano desempleado o que busque tener un ingreso extra, contar con la oportunidad de generar mayores riquezas.
Se podría decir que Uber no sólo ha creado empleos directos, sino que también ha creado emprendedores que son los máximos generadores de riqueza en un país.
- Lea más: Fiscalía ordena el bloqueo de Uber en Argentina
- Lea más: Macri respaldó a taxistas en la polémica con Uber en Argentina
- Lea más: Hay que Uber-izar la economía colombiana lo más pronto posible
Uber es la aplicación más popular y la que ha puesto en el mapa el poder que tiene la creatividad y el ingenio humano. Hace siete años, Uber no era más que una idea que necesitó en ese momento US$ 200.000 en financiamiento para poder comenzar, y hoy, siete años después, es una compañía multinacional valorada en más de US$ 62.5 mil millones. Uber es una prueba de que los emprendedores son necesarios.
Por su parte, su principal competidor es Lyft, otra compañía tecnológica que, al igual que Uber, maneja su negocio desde una aplicación móvil permitiéndole al cliente escoger a su chofer desde su teléfono celular y por un precio mucho más económico que el taxi tradicional.
Lo hermoso de todo esto, es que tanto Uber como Lyft compiten en una misma industria, lo que obliga a ambas compañías a ofrecer la mejor calidad de servicio posible con las tarifas más bajas en el mercado.
No sólo eso, sino que también al depender de choferes ofreciendo sus servicios como contratistas independientes, también se ven obligadas a ofrecer los mejores términos para atraer a los mejores choferes.
A veces creemos que con tantas regulaciones, tantos impuestos y con tanto Gobierno, es imposible restaurar el libre mercado. Pero Uber y Lyft nos demuestran que mientras existan emprendedores con ganas de triunfar y salir adelante generando riqueza, el capitalismo no morirá por más batallas frente a políticos, burócratas, líderes sindicales y todo aquel que busca o cree que se merece la riqueza ajena.
Es por eso que me alegra saber que Uber por fin hará su debut en Puerto Rico. Es ridículo que la compañía haya tenido que esperar a que el Departamento de Transportación y Obras Públicas de Puerto Rico emitiera un “reglamento” que “autorizara” la entrada de este tipo de empresas a la isla, pero así funciona este sistema inservible, mixto de amiguismo y Socialismo, que la gente erróneamente llama capitalismo.
Declaraciones de las autoridades de Uber
Cuando leí la declaración del Director de Comunicaciones de Uber para la región de México, Centroamérica y el Caribe, Luis de Uriarte, diciendo que los puertorriqueños pueden tener la certeza de que contarán con el servicio de Uber antes del verano, recibí un rayo de esperanza de que no todo está perdido en esta fuerte crisis económica.
La llegada de Uber representa la verdadera primera herramienta necesaria para superar esta fuerte recesión que lleva 11 años azotando a la isla. Olvídense de rescates financieros de Washington, del famoso “Super Capítulo 9” o de cualquier otro cuento fantasioso que los políticos le puedan vender.
Uber representa al capitalismo, representa al libre mercado, y esa es la única llave a la salida de esta crisis, porque eso representa empleos, negocio y riqueza accesible para cualquier persona, pero claro, hay que trabajar para generarla el gobierno no te la va a obsequiar.
No caben dudas de que Uber, al permitir que los puertorriqueños puedan convertir sus automóviles en pequeñas empresas sin necesidad de ningún permiso del Gobierno o de ninguna regulación que les estorbe el paso, establecerá igualdad de oportunidades, lo que promoverá el libre mercado, a diferencia de la igualdad de resultados que ha sido a lo que el Gobierno nos ha tenido sometidos por décadas.
La llegada de Uber ya es el primer paso, esperemos que con Uber también llegue Lyft y así sucesivamente, hasta que tengamos en las calles de San Juan, Ponce y Mayagüez, lo que otras 409 ciudades del mundo como Nueva York , Los Ángeles, Washington, Londres, Beijing, y Bogotá, grandes ciudades de nivel internacional, ya gozan.
Sólo espero que esta vez, por unos cuantos miles de votos, el Gobierno no se someta a la merced de los sindicatos que con su historial, han luchado poco por el progreso de la isla.