Aunque la atención de los medios nacionales se centre en la interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, que viene escalando de cara a las primarias, la PASO municipal en la Ciudad de Buenos Aires tiene un conflicto que traerá consecuencias hasta octubre. Luego de la viralización de las imágenes de Franco Rinaldi, donde supuestamente emite una serie de comentarios políticamente incorrectos, el bando contrario de Juntos por el Cambio arremetió para conseguir su renuncia.
Resulta que Rinaldi es el primer candidato de Jorge Macri a legislador porteño y se trata de un postulante conocido en las redes sociales que podría tener un pequeño electorado propio. Algo que, a pesar de no ser demasiado relevante, se trata de un capital que los otros candidatos del PRO y la UCR carecen. Lousteau y el radicalismo porteño, que competirán con la lista “macrista oficial”, se subieron a las críticas del kirchnerismo y la izquierda y buscaron que la mesa de JxC le pida la renuncia a Rinaldi, para que Macri vaya con una lista menos competitiva. Sin embargo, no consiguieron el respaldo de la mayoría y, por ahora, todo terminó con un pedido de disculpas del primer candidato a diputado municipal de la lista macrista.
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Aunque todo parecía indicar que el espacio de Lousteau cesaría con las críticas al rival interno del frente, el radicalismo porteño insiste con la necesidad que Rinaldi de un paso al costado. Por lo que se ve hasta el momento, él no va a renunciar y su espacio no le ha soltado la mano. Todo esto se trata de una trampa mortal, que se impone el espacio de la UCR; y que terminará “contagiando” al frente de cara a octubre, luego de las primarias de agosto.
Si Macri gana la interna, Rinaldi será el primer candidato de la boleta legislativa municipal. Pero si gana Lousteau, el polémico postulante estará en un puesto saliente de igual manera. Es decir, que un espacio de Juntos por el Cambio sigue cuestionando a un hombre que, eventualmente, estará en la lista unificada de octubre. Inclusive, es probable que sea encabezándola. Algo que, sin dudas, aprovecharán los rivales para sacar en medio de los debates.