
Nada que festejar para los norteamericanos. Si Cristina Fernández de Kirchner celebra al mandatario del norte, viendo los resultados de sus políticas en Argentina, seguramente la actual gestión demócrata resultará, como mínimo, un retroceso económico en Estados Unidos. La exmandataria y actual vicepresidente, ya está vendiendo el rumbo de la política de la mayor potencia del mundo como la peronización de Joe Biden. Lo peligroso es que puede tener razón.
Ante esta amenaza notoria, lo único que se puede hacer es esperar que las instituciones norteamericanas estén “fuertes de defensas”, como ya mostró en más de una oportunidad. Desde la presidencia de Franklin D. Roosevelt, hasta la experiencia reciente de Donald Trump, la Corte Suprema de Justicia ha personificado esa fortaleza institucional, con trabas oportunas a los inquilinos del Poder Ejecutivo. Más allá de la preferencia de cada uno con el mandatario de turno, siempre es auspiciosa la independencia del Poder Judicial. La Constitución debería estar encima de todo. Y la de Estados Unidos es bastante sabia. Allí radica mucho de su éxito.
“Buenos chicos y mujeres en Wall Street, pero Wall Street no construyó este país. La clase media construyó el país y los sindicatos construyeron la clase media. Por eso le pido al Congreso que apruebe la Ley para proteger el derecho a sindicalizarse”, dijo el presidente norteamericano, retuiteado por la vicepresidente argentina.
Cristina Kirchner utilizó diez mensajes consecutivos para transcribir diez textuales del discurso de Joe Biden sobre su agenda gubernamental. En esas líneas se comentaron el “plan de rescate”, el ambicioso proyecto de infraestructura, y absurdas referencias mercantilistas de impulsar la industria nacional estadounidense, sobre los bienes importados. Los norteamericanos que piensen que estas ideas pueden resultar positivas, tienen de forma gratuita la realidad argentina para mirarse en el espejo.
“Buenos chicos y mujeres en Wall Street, pero Wall Street no construyó este país. La clase media construyó el país y los sindicatos construyeron la clase media. Por eso le pido al Congreso que apruebe la Ley para proteger el derecho a sindicalizarse (…)”. ¡PLOP!
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) May 3, 2021
Pero la seguidilla de tuits no terminó ahí. Cristina Kirchner transcribió luego catorce segmentos del discurso de Biden sobre sus planes de financiamiento: más impuestos a los ricos, redistribución, quitarles a unos para darle a otros. Y esa es la perspectiva peronista, hasta kirchnerista. La idea de la riqueza como una torta, a la que hay que repartir mejor. Es muy peligroso que el país que durante décadas fue el faro de capitalismo del mundo, cambie la filosofía que promueve la creación de la riqueza por las ideas redistributivas.
Pero Estados Unidos no es Argentina. O al menos a simple vista. Pero el precio de la libertad es la eterna vigilancia. Venezuela no era Cuba y los argentinos pensábamos que estábamos lejos de la tragedia chavista. Si bien todavía aquí la situación es diferente, el presidente Alberto Fernández en su último discurso sugirió que enviará un proyecto de ley al Congreso para conseguir potestades extraordinarias inconstitucionales. Estados Unidos debe estar alerta, como lo debe estar Argentina. Si piensa relajarse, debería mirar a la historia. Encontrará que, en 1895, nuestro PBI per cápita era más grande que el de ellos. No es una amenaza, es una advertencia.