Los tiempos cambiaron y la última encarnación peronista parece que lo sabe. Hasta hace poco era difícil imaginar un lanzamiento político en argentina sin público, bombos y banderas. Mucho menos si hablamos de algún grupo heredero del legado de Juan Domingo Perón.
Ayer, la alianza justicialista no kirchnerista se mostró a la vanguardia: hicieron su presentación con un corto musicalizado de 22 segundos, que parece más el trailer de una producción de Netflix que una presentación política.
El cuarteto está formado por Sergio Massa, exintendente de Tigre y candidato presidencial de 2015, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, su par de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el senador Miguel Ángel Pichetto.
La apuesta es clara: encontrar el espacio que no se abrió en los comicios de 2015. Lo que podría generar la oportunidad para “la gran avenida del medio”, que no encontró Massa en las últimas elecciones, es el desgaste de Mauricio Macri y la descomunal corrupción kirchnerista que viene saliendo a la luz desde que Cristina dejó el poder.
Si bien muchos seguidores de la expresidente tienen una característica más “religiosa” y una porción de este electorado la da espalda a los escándalos que son de público conocimiento, el nuevo peronismo aspira a morder algo de ese sector. A nivel dirigencial, muchos referentes que estaban con Kirchner ya cambiaron de bando. Hay que ver si lo mismo ocurre con el electorado.
Pero, dado el perfil de la propuesta que ayer irrumpió en el escenario argentino, es lógico que este grupo peronista va también por votos oficialistas. Según las manifestaciones de los cuatro dirigentes, la idea es fortalecerse como una oposición constructiva, que ayude al Gobierno a llegar lo mejor posible a 2019. “Queremos que les vaya bien y luego hacerlo mejor”, dijo esta mañana Urtubey.
Este formato de oposición no incendiaria muestra una clara diferencia con el kirchnerismo. Para Massa, Schiaretti, Pichetto y Urtubey, el electorado está buscando otra cosa.
La pregunta obligada de la prensa para los integrantes de esta mesa fue si existía la posibilidad de formar parte de una gran primaria de todo el espectro peronista u opositor, que pueda incluir a Cristina Fernández. La respuesta de Urtubey fue clara: buscan más dirigentes, están interesados en más espacios políticos, incluso fuera del peronismo, pero no hay lugar para personas “sospechadas” de hechos de corrupción. “En ese caso, primero deben rendir cuentas ante la justicia”.
La inclusión del término sospecha dice mucho. En el casete político argentino, la frase tradicional es diferente: que hasta que no haya una condena firme, no se puede hablar de culpabilidad. Al hacer referencia a personas “sospechadas”, Urtubey deja en claro que, haya condena o no antes de las elecciones, la expresidente no tendrá nada que ver con la nueva propuesta política.
Aunque todavía falta bastante, la presentación de ayer parece indicar que las principales opciones electorales para el año que viene serán cinco: el frente oficialista Cambiemos, hasta hoy con Mauricio Macri a la cabeza, el grupo peronista que se lanzó ayer, el kirchnerismo, algún espacio de centro izquierda con el partido socialista y un frente de izquierda.
El panorama no parece mostrar un posible ganador en primera vuelta. Tanto para Cambiemos como para el nuevo espacio peronista, el rival ideal para una eventual segunda vuelta es el kirchnerismo.