Uno de los funcionarios del Poder Ejecutivo que hasta ahora se había encargado de repetir que no había crisis tuvo que reconocer que no todo está bien. Marcos Peña, jefe de Gabinete y mano derecha de Macri, asumió en una entrevista televisiva que “se perdió un escalón de confianza y credibilidad”.
Luego de la semana más complicada de la coalición Cambiemos, con corrida cambiaria, escalada del dólar y pedido de auxilio al Fondo Monetario Internacional, uno de los hombres fuertes del Gobierno decidió reconocer finalmente la compleja situación económica que atraviesan:
“Nuestro exceso de entusiasmo nos puede haber llevado a cometer errores”, dijo Peña. El funcionario macrista, sin embargo, no dejó de apelar al “optimismo”. “Vamos a mirar la parte positiva. Nosotros somos optimistas y creemos que todos los problemas de Argentina tienen solución”.
Aunque no brindó detalles sobre la estrategia para reducir el déficit, Peña reconoció que el problema principal es que el Estado gasta más de lo que recauda:
“Nos endeudamos porque gastamos más de lo que tenemos. No hay mucha ciencia. Como vos como familia, como empresa, como país, gastás más de lo que tenés, alguien te tiene que prestar la diferencia”.
Fuego amigo
Al inicio del Gobierno de Mauricio Macri, el presidente argentino tuvo que elegir entre los dos caminos que le ofrecían sus allegados: la terapia de “shock” para salir del desastre heredado del kirchnerismo o el modelo gradual para evitar problemas políticos. Aunque hoy probablemente se haya arrepentido, Macri eligió el “gradualismo” y puso a Alfonso Prat Gay de Ministro de Economía para llevar a cabo la tarea. El dirigente “ortodoxo” del núcleo macrista, Carlos Melconian, se tuvo que conformar con la presidencia del Banco Nación. Un puesto con posibilidades de gestión, pero completamente disociado de las políticas del país.
La falta de soluciones durante el principio del mandato hizo que los dos economistas tengan que dejar el puesto. Prat Gay se fue ante la necesidad de partir la cartera de Economía en Hacienda y Finanzas (entre otras cosas para afrontar el problema del financiamiento) y Melconian tuvo que abandonar el banco nacional, según dicen, por la incompatibilidad de visión sobre el plan económico. Con la salida de Melconian, el grupo cercano de Macri perdió la única voz “liberal”, por así decirlo.
Aunque ambos funcionarios se reiteraron en buenos términos, deseando la mejor de las suertes (Melconian incluso es amigo personal de Macri) este fin de semana los dos economistas tuvieron duras palabras.
Prat Gay rompió el silencio y manifestó que el pedido al Fondo es sinónimo de “fracaso”:
“Cuando un país llega a un acuerdo con el FMI es un fracaso de la política y de la dirigencia política que tiene que salir a pedir auxilio en otro lugar”.
Hasta este momento, no se habían escuchado críticas tan duras por parte del exministro de Economía, que también hizo una analogía sencilla para explicar la situación:
“Nadie va al Fondo alegremente. Es un prestamista de última instancia. Es como llevarte mal con tu suegro y tener que pedirle plata. Aunque le devuelvas el dinero, te lo va a recordar toda la vida”.
En la misma sintonía, Melconian también criticó con dureza el rumbo del Gobierno que integró en un principio. Para el economista, “las buenas ondas” no alcanzan para gobernar con éxito.
“Boludeaste dos años con las buenas ondas y ahora vas a recoger la inflación en la previa de las elecciones”, manifestó el amigo de Macri.
Más allá del exabrupto, probablemente los comentarios más filosos del economista fueron los que hicieron referencia a las expectativas inflacionarias y a la versión oficial de que la corrida cambiaria tuvo que ver con factores externos:
-“La meta del 15% de inflación murió el día de su nacimiento. Roguemos que a fin de año vuelva a ser del 25%”.
-“No pasa nada en el mundo. No es el mundo el justificativo para lo que está ocurriendo en nuestro país”.