La inflación sigue sin control y la nueva meta que las autoridades establecieron en diciembre, cuando reconocieron que no podrían cumplir con lo que habían establecido previamente, tampoco va a ser alcanzada. Cuando modificó de 10 % a 15 % para finales del año pasado, desde Cambiemos todavía quedaba un argumento como para no hablar de fracaso: aunque la inflación no bajó como ellos esperaban (reconocieron) el número seguía con una clara tendencia a la baja.
El número que brindó los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) para el mes de marzo fue del 2,3 %, lo que deja en evidencia la imposibilidad total de alcanzar la meta “consuelo”. Tan solo el acumulado de enero, febrero y marzo equivale a la mitad del total que debería promediar el resto del año. No hay chances. Ahora queda esperar cuál será la estrategia comunicativa de un Gobierno que hizo gala de su honestidad a la hora de reconocer los problemas y de los instrumentos oficiales que ya no falsifican las estadísticas.
Para Ricardo López Murphy, el año próximo tampoco se podrá cumplir la meta, pero la tendencia a la baja continuará, lo mismo que el gasto público y el déficit. Eso si, como dice la canción: “Despacito…”
Un número que no puede causar sorpresa
Aunque la cifra escapa a las módicas predicciones del Gobierno, lo cierto es que la permanencia de la inflación en estos números no puede llamarnos la atención, ya que expresa una correlación exacta con los datos del incremento de la oferta monetaria por parte del Banco Central ante el escueto crecimiento de la economía argentina. Es decir, no había una sola razón como para esperar otra cosa si mirábamos las proyecciones que los mismos organismos oficiales brindan.
“Las inconsistencias continúan, pero a un menor nivel”
López Murphy fue el primer economista en manifestar a principio del Gobierno de Cambiemos que no se podría cumplir con las metas de inflación, por la clara inconsistencia entre el panorama fiscal y monetario. En diálogo PanAm Post, el exministro resaltó que “las inconsistencias continúan, pero a un menor nivel”. Aunque para el especialista “las metas de este año y las del próximo no se van a cumplir”, se ve una mejora en el problema, aunque “distante de las aspiraciones”.
“Vamos en ese rumbo, pero de forma lenta. Lo mismo que con el problema del déficit fiscal”, concluyó López Murphy.
Un panorama con similitudes y diferencias del kirchnerismo
A pesar de que Argentina sigue con un problema, que si no se resuelve no se podrá salir del pozo, existe un motivo como para mantener una modesta dosis de esperanza. Más allá de haber solucionado temas indispensables como el control de cambios o el default, las autoridades actuales saben cómo solucionar el problema, a diferencia del kirchnerismo.
Cabe destacar que los problemas de inflación y endeudamiento son el resultado de la cautela (o temor) del Gobierno a dar soluciones más drásticas. Si el equipo de Mauricio Macri quisiera reducir la inflación del 20 al 10 % en un semestre, podría hacerlo sin inconvenientes, pero el staff técnico tiene asumido que no hay espaldas políticas para una política de shock.
Pero ellos saben, a diferencia del último Gobierno, cómo salir de esto. Que lo hagan es otra cosa. Al menos este escenario, que dista mucho de ser ideal, es mejor que lo que se vivió bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner, cuando la presidente del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, en medio de una inflación descomunal que desencadenó en el control de cambios advirtió que:
Es un mito neoliberal que la emisión monetaria genere inflación.
De esa locura salió Argentina en diciembre de 2015.