Nuevas escuchas telefónicas comprometen aún más la situación judicial de la expresidente argentina Cristina Fernández de Kirchner. Las causas relacionadas con la venta de “dólar futuro” y el embargo de 10 mil millones de pesos argentinos (625 millones de dólares) que enfrenta por presunta malversación de fondos de la obra pública, se suman ahora a esta nueva complicación judicial que podría confirmar abuso de autoridad y violación de deber de funcionario público.
La última semana el fiscal Guillermo Marijuán denunció a la expresidente luego que escuchas telefónicas revelaron que Cristina le preguntó a su jefe de espías, Oscar Parrilli, el estado de las causas que le “armaron” al exagente de inteligencia Antonio Stuiso.
El diálogo, que también contribuyó al debate sobre la forma en que la exmandataria se dirigía a sus colaboradores (comenzó con “Soy yo, Cristina…pelotudo”) confirmó que Kirchner consultó: “¿A quién le armamos carpetazos nosotros?”. El término “carpetazo” en Argentina hace referencia a las extorsiones relacionadas a la divulgación de cierta información, cierta o falsa, suministrada por los servicios de inteligencia.
Este fin de semana nuevos audios que forman parte de la causa en la que Oscar Parrilli es investigado por supuesto encubrimiento de Ibar Pérez Corradi (narcotráfico y causa del Triple Crimen de General Rodriguez) confirman la pésima relación de la exmandataria con sectores de la justicia y del propio Partido Justicialista.
Los 88 CD que están a disposición de la justicia preocupan a Cristina Kirchner no solo en el ámbito judicial, sino también en el político, ya que apunta a mantener el liderazgo en un sector del peronismo que se debate entre una renovación y un regreso a la versión kirchnerista.
En una de las escuchas Cristina Kirchner le habría manifestado a Parrilli que “ni en pedo” iría al congreso partidario del Partido Justicialista: “Que se vayan a suturar el orto”, habrían sido sus palabras. Por su parte se refirió también al titular de la bancada peronista en el senado, Miguel Ángel Pichetto, como un “traidor hijo de puta”. No es casual que Pichetto hace un tiempo viene reiterando que la expresidente simboliza un “ciclo cumplido” en la política nacional.
En la causa que lleva el juez Ariel Lijo Cristina Kirchner tendrá que justificar los dichos que se le imputan. Las escuchas revelan que solicitó “terminar con este psicópata” (en relación a Stiuso). “Muevan a jueces y fiscales”, habrían sido sus palabras literales.
Mientras tanto, Cristina Kirchner continúa con la estrategia de señalar al gobierno de Mauricio Macri como el responsable de una persecución política en su contra. Desde el espacio oficialista Cambiemos los voceros tratan de no confrontar con la exmandataria y repiten en latiguillo “que se ocupe la justicia”.
Sin embargo la situación judicial de Cristina y una posible condena repercute directamente en el panorama político electoral. El gobierno sabe que el kirchnerismo está desgastado y que no es posible que sea la columna vertebral de la oposición, por lo que de una manera la libertad de Cristina aporta a una oposición dividida que lo favorece. La salida de la expresidente del mapa político argentino puede contribuir a una rápida renovación en el sector del peronismo y una oposición más orgánica. Desde el gobierno saben que mientras enfrentan medidas poco populares como los necesarios aumentos de los servicios públicos, contar con un enemigo dividido es, dentro de todo, un panorama transitable.
Este año Argentina tendrá elecciones legislativas de medio término y probablemente allí se conozca al rival de Mauricio Macri en 2019.
Fuente: Cronista